El Arzobispo y Copríncipe, Mons. Joan-Enric Vives, visitó el Centro Penitenciario de “La Comella” del Principado de Andorra la tarde del día 20 de diciembre y presidió la celebración eucarística de la Navidad con los internos y el personal del centro. Iba acompañado por el Representante Personal del Copríncipe Sr. Eduard Ibáñez y el Delegado diocesano de pastoral penitenciaria y Arcipreste Mn Ramon Sàrries.
A su llegada fue recibido por el Director y el Director adjunto del Centro, Sr. Miguel Ángel García y Sr. Carles Oferil con quienes mantuvo un breve encuentro informativo. Al finalizar, se desplazaron al espacio preparado para la celebración, donde presidió la Eucaristía.
Un grupo de jóvenes de la escuela Mare Janer y profesores de esta escuela y del Colegio Sant Ermengol animaron la celebración y cantaron villancicos al final de la misa. Mons. Vives saludó personalmente a cada uno de los internos.
En el encuentro con el Director y Subdirector, el Arzobispo fue informado de la situación actual de los presos internos, los funcionarios y el Centro Penitenciario. La Dirección del Centro explicó las necesidades de mejorar los espacios para poder realizar talleres formativos y de manualidades para los internos, así como mejorar la atención a los dos internos que había en ese momento en el espacio dedicado a salud mental.
Actualmente hay 49 personas internas, de las que 9 están en régimen preventivo, 22 penados y 4 de los internos son mujeres. El Centro Penitenciario dispone de 60 agentes para atender a las necesidades actuales.
Mons. Vives, en su homilía, glosó las lecturas, del Libro de Isaías, que habla de la luz que nos guía en la voluntad de salir de las tinieblas que a veces encontramos en la vida, y exhortó a los internos a vivir la fiesta de Navidad como un momento de gozo y de esperanza a pesar de encontrarse en situación de privación de libertad y lejos de la propia familia. Cristo es la luz que nos guía para encontrar el camino de la esperanza y recomenzar, que nos da fuerza para superar los obstáculos.
Al final de la misa, cada interno recibió un lote-obsequio de Cáritas Andorrana y un libro con el Evangelio de cada día, y pudo saludar personalmente al Copríncipe o enviarle algún mensaje o petición.
Posteriormente tuvo lugar una pequeña explicación didáctica para los jóvenes que habían acudido a la celebración eucarística, sobre el Centro y su organización interna y cada uno recibió un obsequio realizado por los reclusos, en agradecimiento por la visita de los jóvenes.