Confirmaciones en el Santuario de la Virgen de Talló (Bellver de Cerdanya)

El domingo 17 de septiembre, el Arzobispo de Urgell Mons. Joan-Enric Vives administró el sacramento de la Confirmación a 7 jóvenes y 1 adulto de las Parroquias de Bellver de Cerdanya, Montellà y Sort en el Santuario de la Virgen de Talló. Concelebraron con el Arzobispo el Rector de Bellver de Cerdanya, Mn. Gabriel Casanovas, Mn. Lluís Portabella y Mn. David Codina.

En su homilía el Arzobispo Joan-Enric glosó las lecturas de la Palabra de Dios proclamadas en aquel domingo que insistían en la necesidad del «perdón» a los hermanos siempre imitando la misericordia del Padre celestial. Como decía el Evangelio: «No te digo perdonar siete veces, sino setenta veces siete». Hay que perdonar de corazón a nuestros hermanos porque hemos sido perdonados por Dios y por eso nosotros tenemos que saber perdonar. El perdón está incrustado en la gran oración de los cristianos, la más importante, la que nos enseñó Jesús: “perdona nuestras culpas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. El perdón es un don, que debemos pedir a Dios, y que no resulta de por sí fácil, ya que lo que nos sale de natural es el odio, la venganza, el ojo por ojo y diente por diente… Perdonar es algo que sólo podemos obtener si oramos. Por eso Mons. Vives animó a los jóvenes confirmandos a orar, a tener a Dios presente en su vida, y a cultivar su amistad personal con Jesús.

El Arzobispo recordó también a los jóvenes la gran parábola del perdón (Lc. 15) sobre el Padre misericordioso y su gran frase dirigida al hijo mayor: “hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo pero hoy tenemos que hacer fiesta porque este hermano tuyo, que dábamos por perdido, lo hemos reencontrado”. Finalmente, recordó a los jóvenes que en ese día recibían la plenitud del Espíritu Santo y que eso quería decir dos cosas: los jóvenes volvían a decir que sí a Jesús, confirmaban, lo que sus padres y padrinos habían respondido por ellos en su bautismo y, además y sobre todo, Dios volvía a dar el don del Espíritu en plenitud, y se lo re-confirmaba. El Defensor les iría ayudando durante la vida a encontrar el camino del compromiso, del testimonio y del amor.

Al final de la Eucaristía el Arzobispo regaló a los jóvenes confirmados un Nuevo Testamento y quiso agradecer el acompañamiento de las catequistas y de los padres de los confirmandos que han velado especialmente para que sus hijos recibieran el sacramento y tuvieran un acompañamiento en su camino de fe.

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