La Catedral de Santa María de Urgell, del segundo románico, fue comenzada por San Ot entre los años 1116-1122, pero el impulso definitivo lo recibió a partir del año 1175, cuando el maestro de obras Ramon Lambart se comprometió a coronar la obra: cerrar las bóvedas y levantar los campanarios, el cimborrio y las torres por encima de las bóvedas en el plazo de siete años. Sin embargo, las guerras y otros infortunios de aquel cambio de siglos imposibilitaron continuar la obra de Santa María.
A lo largo de los siglos, la Catedral no se libró de añadidos, de acuerdo con los gustos de las distintas épocas. Pero las restauraciones de los años 1915-1919, 1952-1955, 1967-1973 y la última intervención en los años 1996-1999 han hecho posible que la Catedral de la Seu d’Urgell aparezca limpia y libre de añadidos, y que sea admirada como uno de los monumentos más puros, más bellos y más impresionantes del románico de todo el mundo. En 1905, fue honrada con el título y la dignidad de Basílica menor, y en 1931, declarada Monumento histórico-artístico de interés nacional.
Cabe decir que la actual Catedral no es la primera. Reposa sobre un lecho de catedrales enterradas. La primera fue la de San Just (siglo VI) y sería de estilo visigótico. Quizás de ella nos ha llegado el ahora de mármol del altar actual. Fue encontrada en el claustro en 1996. La segunda catedral, levantada durante el siglo IX, era pre-románica. La tercera, la de San Ermengol, de estilo «primer románico» fue consagrada en el año 1040. Pero hacia el año 1100 el obispo San Ot la calificaba de «casi ruinosa» y pedía donativos para rehacerla. La actual catedral es, pues, la cuarta.