El Arzobispo de Urgell administró el sacramento de la Confirmación en la Eucaristía dominical el día 3 de julio, en el Santuario de la Virgen de Talló, de Bellver de Cerdanya, al mediodía. Le acompañaban el Rector Mn. Gabriel Casanovas y Mn. David Codina, junto al seminarista Gilberto Bea. Eran 7 los confirmandos.
Después almorzó con los sacerdotes en la Residencia de María Inmaculada de Tartera (Prats y Sansor) de las Religiosas Carmelitas de San José, y visitó la Comunidad de 6 religiosas que le atienden.
Por la tarde, en Alp administró la Confirmación a 7 jóvenes de Alp y de Prats, acompañado por el Rector y Arcipreste Mn. J. Uriel Álvarez y por Mn. David Codina, y también celebró la Eucaristía dominical en Llívia y administró la confirmación a otros 8 jóvenes, acompañado por los dos mismos sacerdotes.
En las homilías remarcó la esperanza gozosa que brota del mensaje del profeta Isaías, revelando el consuelo y la gracia de Dios por sus hijos, parecido a una madre que consuela a su hijo. Dios en medio de las pruebas (pandemia, guerras y crisis económica y social) siempre nos hace llegar su consuelo.
También remarcó la urgencia de rezar por las vocaciones, para que el Dueño de los sembrados envíe más segadores a sus campos, que la cosecha es abundante y los segadores son pocos. Es necesario valorar la llamada del bautismo que todos compartimos y la urgencia de salir a anunciar la buena nueva del Evangelio de Jesús.
El evangelio de Lucas revela que hay muchos más apóstoles, 72, que son enviados de dos en dos, con actitud humilde y austeridad, para llevar la paz a todas partes y anunciar que el Reino está cerca. Debemos ser apóstoles valientes que salen de la comodidad para anunciar la fe.
Mencionó la fiesta del apóstol Santo Tomás que nos acerca la figura de quien fue llamado a ser creyente y no incrédulo. Todos debemos vencer orgullos y suficiencias para acoger con obediencia y corazón grande el don de la fe, y transmitirlo.
Después de cada celebración fueron todos obsequiados con el Nuevo Testamento y el Arzobispo les pidió que lo leyeran, se lo hicieran suyo, que fueran a lo esencial y fundamental de sus vidas, para encontrar fuerza y consuelo en Jesús que les regalaba el Espíritu Santo Defensor.
Al final de la jornada el Arzobispo fue a Puigcerdá a visitar a la madre de Mn. Uriel, muy anciana, que se va recuperando después de pasar unos días ingresada en el Hospital de Puigcerdà.