La Parroquia de Sant Julià de Lòria (en el Principado de Andorra) celebró con mucha alegría el 28 de mayo la tradicional romería de la Virgen de Canòlich, patrona de la Parroquia y de los contornos. Después de dos años marcados por la pandemia, este año el encuentro recobró la normalidad de su celebración multitudinaria. El Santuario de la Virgen -situado a 1.635 m. de altitud, en las vertientes de levante de la Serra Plana- recibió una gran cantidad de visitas durante los seis días previos a la fiesta y en la festividad de la Virgen este año muchísimos peregrinos y familias subieron a pie o en coche a venerar a la Virgen.
La celebración del encuentro fue presidida por el Arzobispo de Urgell y Copríncipe de Andorra, Mons. Joan-Enric Vives, y concelebrada por el Rector de St. Julià de Lòria, Mn. Pepe Chisvert; el Arcipreste de los Valles de Andorra, Mn. Ramon Sàrries; el Vicario Episcopal y Rector de Encamp, Mn. Antoni Elvira; Mn. Jaume Soy, Rector de Escaldes-Engordany; el P. Albano Teixeira; Mn. Anto Pallinkunnen y Mn. David Codina. El diácono Mn. Àlex Vargas sirvió el altar. A la Eucaristía asistieron una gran cantidad de fieles que llenaron la carpa y explanada del Santuario, encabezados por las M.I. Autoridades, el Jefe de Gobierno de Andorra, M.I. Sr. Xavier Espot; el Ministro de Territorio y Vivienda Víctor Filloy; los Cónsules de la Parroquia de St. Julià, Hbles. Josep Majoral y Mònica Codina; el Embajador de la Santa Sede en el Vaticano, Excmo. Sr. Carlos Álvarez Marfany, así como Consejeros Generales y muchos devotos de la Virgen de Canòlich.
En su homilía el Arzobispo Joan-Enric glosó las lecturas proclamadas en la fiesta subrayando cómo María, la Virgen María, bajo la advocación de Canòlich, acoge a todos los peregrinos con su mano tendida y cómo el Evangelio proclamado de la visitación de María a su pariente Isabel nos enseña a salir de nosotros mismos, de nuestras obcecaciones y egoísmos, para servir y ayudar a quienes nos necesitan. Mons. Vives recordó cómo la pandemia vivida en los últimos dos años puso de manifiesto la vulnerabilidad de nuestra condición humana. Todos somos vulnerables y tenemos heridas profundas, en el cuerpo o en el espíritu, que María, nuestra Madre celestial, nos ayuda a curar y cuidar. El Copríncipe quiso tener un recuerdo especial por todas las víctimas de la pandemia y quiso agradecer todo el esfuerzo que las diversas instituciones realizaron en el Principado de Andorra para reducir sus efectos: Gobierno, Comunes, ciudadanía, educadores, profesiones esenciales, pusieron lo mejor de sí mismos al servicio de los demás, tal y como María nos enseña cuando «decididamente» va a visitar a su pariente Isabel. El Copríncipe animó a los fieles a sentirse gozosos del Principado de Andorra porque siempre ha sido tierra de acogida y país de paz, sin guerras, donde todos, de muchos bandos, han podido encontrar acogida y hospitalidad. En este sentido recordó cómo la Parroquia de St. Julià de Lòria ha sido ejemplar en la acogida a las familias sirias y ahora en la acogida y ayuda a las familias que han sufrido la guerra de Ucrania y quiso destacar el trabajo que todo el País, pero especialmente instituciones como Cáritas, Cruz Roja, Manos Unidas o Unicef han llevado a cabo. Finalmente, animó a los fieles a vivir la fe, y destacó cómo debemos superar el pesimismo de las encuestas, y tener una visión amplia del mundo, donde la fe y la espiritualidad son cada vez más importantes y crecen.
En el ofertorio el Cos de Dansa de l’Esbart Lauredià ofrecieron sus interpretaciones en loor a la Virgen y presentaron el pan y el vino para la Eucaristía.
Al terminar la misa, tuvo lugar la bendición del término donde todos los fieles se fueron girando siguiendo los 4 puntos cardinales mientras el Arzobispo bendecía la Parroquia y los contornos pidiendo la prosperidad de las cosechas, de las empresas, de las familias y el trabajo para todos, con las insistencias del Papa Francisco: suelo, techo y trabajo. Posteriormente se cantaron los gozos a loor de la Virgen de Canòlich con toda devoción y solemnidad: “Puix que sou la Protectora de Laurèdia i ses contorns; De Canòlich Reina santa empareu vostres devots (Dado que eres la Protectora de Lauredia y sus contornos; De Canòlich Reina santa ampara tus devotos)”.
Además de la Eucaristía, en el aparcamiento del Prat Nou tuvo lugar, durante todo el día, el reparto de panes bendecidos, que fueron distribuidos por las Autoridades de la Parroquia, este año, también para celíacos como novedad.