Hoy es la Pascua de Cristo resucitado.
Que nadie esté triste,
que a todos llegue la Paz del Señor con abundancia.
Cristo ha resucitado y se ha aparecido a los discípulos.
¡Está vivo y nosotros poseemos ya la vida eterna!
El sufrimiento, el dolor y la muerte han sido vencidos.
No son el destino inexorable de las relaciones humanas.
La pandemia y las guerras, el desencanto o el desánimo
ya no tienen la última palabra sobre nosotros.
El amor es posible, y el perdón, y la paz.
Resucitaremos y las cosas creadas serán recreadas.
¡Jesús nos asegura que Él todo lo hace nuevo!
Ésta es nuestra fe, es la fe de la Iglesia.
Cristo Resucitado,
el mismo que se apareció a los apóstoles ya las mujeres fieles,
viene continuamente a visitarnos,
para sacarnos del miedo y fortalecernos en la fe;
para hacer camino con nosotros y para llenarnos de esperanza,
con el don de su Espíritu Santo!
Por el bautismo participamos de su muerte y resurrección,
y somos templos del Espíritu, familia de los santos.
No estamos solos; Cristo está con nosotros, camina con nosotros.
Abrámosle de par en par las puertas de nuestro corazón y de nuestra vida, para que Él nos renueve en esta Pascua.
Somos hermanos suyos, amigos suyos.
Cristo sigue pidiéndonos en esta Pascua,
como lo hacía al apóstol Tomás: «No seas incrédulo. ¡Sé creyente!».
Vivamos con convicción y valentía nuestra fe,
y confesémosla en la familia, el trabajo, las relaciones sociales…
Las palabras de Jesús son la verdad,
y su mandamiento nuevo del amor, nos hace felices.
Anunciemos esta fe en todas partes.
¡Santa Pascua de Resurrección a todos!