El Domingo de Ramos se ha celebrado en toda la Diócesis de Urgell con la tradicional bendición de los ramos, las procesiones y la celebración eucarística de la Pasión del Señor.
Familias enteras con niños y muchas acompañadas por los abuelos, se han acercado a las respectivas parroquias para bendecir sus palmas, palmones, y ramos de olivo y laurel, y aclamar a Jesús que entra en Jerusalén.
En la Catedral de Santa María de La Seu d’Urgell, la celebración fue presidida por el Arzobispo de Urgell, Mons. Joan-Enric Vives y concelebraron el Vicario Generla y Rector de San Odón, Mn. Ignasi Navarri. La celebración fue intensamente vivida por los niños que participaron activamente en la liturgia, cerca del altar en los momentos de alabanza y aclamación.
El Arzobispo Joan-Enric en su homilía destacó las palabras de perdón de Jesús por quienes le condenaban y mataban, la misericordia hacia el buen ladrón que le pedía que le recordara, y la muerte totalmente confiada en manos del Padre y orando con los salmos para ser acogido. La muerte está vencida por el infinito amor de Cristo que se humilla y se une a todos los desvalidos y crucificados de la tierra. Habló de los grandes sufrimientos de tantos, durante la pandemia, y en las calamidades e injusticias de las guerras como la que nos conmueve por la injusta invasión de Ucrania, pidiendo que reaccionemos con fe, con amor y con solidaridad hacia los refugiados. También valoró el encuentro de las familias, cerca de los niños, que son maestros en el seguimiento y confianza en Jesús.
En otras parroquias, los respectivos rectores han presidido las misas y han hecho las bendiciones de Ramos, en conmemoración de la entrada de Jesucristo en Jerusalén, donde fue recibido con alegría, y con la gente levantando las palmas y ramas de olivo y laurel para recibirlo, aclamándolo como Salvador.
Ha empezado así la gran Semana de los cristianos.