Fiesta de San José en el Hogar de San José de La Seu d’Urgell

El día 19 de marzo, Solemnidad de San José, el Arzobispo Joan-Enric presidió la fiesta litúrgica de San José en el Hogar de San José de La Seu d’Urgell, con la presencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y de los residentes que forman el Hogar. Concelebraremos con el Arzobispo el Vicario General de la Diócesis, Mn. Ignasi Navarri, y Mn. David Codina.

En su homilía dirigida especialmente a los residentes el Arzobispo Vives glosó la figura de San José y de su Patronaje sobre la Iglesia Universal. San José es el Custodio de la Sagrada Familia, padre adoptivo de Jesús, el gran protector de los trabajadores y el Patrón de la buena muerte. Glosando las lecturas proclamadas en la Fiesta litúrgica de San José, el Arzobispo destacó cómo en la primera lectura del segundo libro de Samuel, Dios promete a David, que le asegurará el linaje, el reino, el casal, la dinastía. A pesar de las dificultades de la vida Dios nos asegura la “casa”, ya que nunca estamos solos, si confiamos en su misericordia y si somos constructores de paz y reconciliación en la Iglesia convirtiéndola en un hogar, en una casa, donde los demás, especialmente los enemigos, tengan cabida y sitio, sin perder nunca la esperanza ni dar a nadie por perdido, especialmente nuestros enemigos o las personas que más nos cuestan. Por eso animó a los residentes a hacer realidad que su residencia es un hogar, poniendo amor y reconciliación. El salmo cantado proclamaba esto mismo “La dinastía de David se perpetuará” y en la segunda lectura (Rm 4,13.16-18.22) Dios recuerda cómo Abraham creyó en Dios que hace revivir a los muertos y cómo, contra toda esperanza, esperó y creyó, tan firmemente, que Dios le convirtió en “padre de una multitud de pueblos”. Es la esperanza cristiana que nos anima a esperar más allá de las enfermedades, la vejez o las dificultades. Finalmente, glosando el Evangelio (Lc 2,41-51a) el Arzobispo destacó cómo Jesús siempre se ocupa de las cosas del Padre celestial y que, cuando José y María, lo buscan con ansia, no lo encuentran. Para encontrar a Jesús, debemos saber liberarnos de nuestras angustias y ansias y buscarlo en la paz del silencio, de la oración, del servicio y del recogimiento.

El Arzobispo rezó por las vocaciones a la vida sacerdotal especialmente cerca del Día del Seminario, encomendando a los seminaristas y los formadores a San José, y subrayando el valor «esencial» de la persona de los sacerdotes que se ha puesto de manifiesto en la pandemia para poder tener acompañamiento espiritual a los enfermos y gente sola y vulnerable.

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