Se inicia la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza

La Santa Cuaresma, camino hacia la Pascua, se inició el miércoles 2 de marzo en toda la diócesis de Urgell, con las celebraciones del Miércoles de Ceniza y con el gesto litúrgico de la imposición de la ceniza, como signo de arrepentimiento y de conversión. En la Catedral de Sta. María de La Seu d’Urgell, el Arzobispo Joan-Enric presidió la celebración eucarística que se llevó a cabo con la presencia del M.I. Capítulo y otros sacerdotes de La Seu d’Urgell. Se bendijeron las cenizas, señal de la debilidad y poca consistencia de todas las cosas creadas, y el Decano, Mn. Benigne Marquès, fue el encargado de imponer la ceniza en la cabeza del Arzobispo y después él a todos los fieles. En ese día el Papa Francisco pidió que fuera una Jornada de Ayuno y Oración por Ucrania.

En su homilía, Mons. Vives glosó el Evangelio de ese día, que recomienda los tres pilares de la oración, la limosna y el ayuno para el seguimiento de Cristo y encaminarse hacia la renovación pascual. Hizo dar cuenta de las dificultades y inquietudes que están pasando las comunidades cristianas de ucranianos, ortodoxos y greco-católicos, arraigadas en la Diócesis, y de todos los que están sufriendo la bárbara invasión rusa de su país. Lo condenó y pidió solidaridad con todos ellos, hasta como un compromiso cuaresmal nuestro.

También pidió tener presente el mensaje de Cuaresma del Papa Francisco, que lleva por lema: “No nos cansamos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos en el momento oportuno. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos”. En su mensaje, el Papa recuerda que la Cuaresma es «un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado». Mons. Vives animó a los fieles a reflexionar sobre el tema del Mensaje que se basa en una exhortación de San Pablo a los Gálatas. También les alentó a vivir con intensidad el tiempo cuaresmal, camino de penmitencia y conversión, valorando la penitencia como purificación y sufrimiento unidos a Cristo que en la Cruz llevaba los dolores del mundo. Y pidió leer con asiduidad la Palabra de Dios, meditarla y abandonando otras cosas que distraen nuestra relación personal con Dios. Habló de cómo ayudar a los pobres a través de la limosna, como enseña el Evangelio, y exhortó a la oración y a ayuno.

La celebración, que se llevó a cabo en todas las parroquias de la diócesis, reunió a muchos fieles.

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