Este domingo en la Catedral, y en la medida de lo posible también en las parroquias, comienza el camino del Sínodo que el Papa Francisco ha convocado, que tiene como tema: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión», y que culminará en octubre de 2023. Se abre el tiempo de trabajo en las Diócesis. El Papa en el famoso y programático Discurso de hoy hace seis años (2015), conmemorando el 50º aniversario de la institución del Sínodo, decía: «Lo que el Señor nos pide, de alguna manera, ya está todo contenido en la palabra «Sínodo». Caminar juntos -laicos, pastores, Obispo de Roma- es un concepto fácil de expresar con palabras, pero no es tan fácil ponerlo en práctica».
La Iglesia nos anima a seguir a Jesús recorriendo el mismo camino que hizo él: en el amor, la humildad y la obediencia a Dios. Es decisivo reflexionar sobre la importancia que toda la Iglesia camine unida desde las claves de la comunión, la participación y la misión. Hoy se inicia en todas las diócesis del mundo la fase preparatoria diocesana de este Sínodo de los Obispos. Por eso os pido que os unáis espiritualmente a la celebración de la Catedral y que pidamos por los frutos de este tiempo de gracia que se abre para toda la Iglesia. Nosotros y todos los bautizados, hijos de la Iglesia, participando en la medida de nuestras posibilidades en la preparación del próximo Sínodo, creceremos en la comunión y en la caridad, caminando juntos y unidos, con los ojos fijos en Cristo. Roguemos por el Papa, por los obispos, sacerdotes y diáconos, por los religiosos y por todos los fieles, para que realmente caminemos juntos en la comunión mutua, la participación de todos y el ardor de la misión. Se plantearán unas grandes cuestiones, y lo más importante será escucharnos, acogernos y hacer propuestas que tiendan a la construcción de una comunidad unida y misionera, que da testimonio gozoso de su fe. No es fácil, porque el paso del tiempo ha hecho aparecer formas de clericalismo o autoritarismo, irrelevancia de los laicos, de los niños y los enfermos… y los tenemos que volver a poner en el centro. El objetivo de esta fase diocesana es la consulta a todo el Pueblo de Dios, sin excluir a nadie, ya que la totalidad de los fieles no puede equivocarse en creer (sensus fidei infalible in credendo). La consulta a las diócesis se desarrollará a través de los organismos de participación previstos por el derecho (Parroquias, Consejo Presbiteral y Pastoral, Delegaciones, Arciprestazgos, etc.), sin excluir otras modalidades que se juzguen oportunas para que la consulta sea real y eficaz. La consulta del Pueblo de Dios en cada diócesis se concluirá con una Reunión o Jornada, que marcará el momento culminante del discernimiento diocesano.
Pidamos la luz del Espíritu Santo con esta Oración que podemos hacer nuestra a lo largo de todo el proceso sinodal:
“Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre. Tú que eres nuestro verdadero consejero: ven a nosotros, apóyanos, entra en nuestros corazones. Enséñanos el camino, muéstranos cómo alcanzar la meta. Impide que perdamos el rumbo como personas débiles y pecadoras. No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos. Concédenos el don del discernimiento, para que no dejemos que nuestras acciones se guíen por prejuicios y falsas consideraciones. Condúcenos a la unidad en ti, para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia, sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos por alcanzar la vida eterna. Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar, en comunión con el Padre y el Hijo, por los siglos de los siglos. Amén.”
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