Visita a Ventolà y bendición de una imagen de la beata Esperanza de la Cruz

El 15 de agosto, solemnidad de María Asunta al cielo, el Arzobispo de Urgell en el recorrido de una sencilla Visita Pastoral por Nuria, Queralbs, Ribes de Freser y el Valle de Nuria, en el Ripollès, finalizó esta Visita celebrando la eucaristía en la Parroquia de St. Cristòfol de Ventolà (municipio de Ribes de Freser), a 1385 m. de altitud, con un templo románico del siglo XI, subiendo la Collada de Toses. Al final de la Eucaristía, y por iniciativa de la familia Alguersuari y de los vecinos del pueblo, bendijo una escultura de la beata Hna. Esperanza de la Cruz (02/27/1875 – 07/31/1936), religiosa Carmelita Misionera, hija de Ventolà y martirizada en la Carretera de la Arrabassada el 31 de julio de 1936. La escultura es obra del Sr. Eugenio Zornoza Boy.

El Arzobispo llegó a Ventolà y saludó a los vecinos que se habían reunido en la iglesia de St. Cristóbal, con las cinco religiosas representantes de la Congregación de Carmelitas Misioneras, con la Hna. Marta Peiró, miembro del Consejo Provincial de Europa por delante, la Hna. Mª Jesús Zabalza, que fue durante doce años Superiora General de la Congregación, Hna. Mª Dolores Sánchez y dos hermanas más de la India y de Nigeria. Después celebró la Eucaristía en la que concelebraron el Rector Mn. Joaquim Cebrian y los sacerdotes Joan Perera y Yoni Emel Trillos, de Valledupar, e hizo de acólito el seminarista Joan Alguersuari. El Arzobispo glosó la fiesta del día, la Asunción de la Virgen María con cuerpo y alma al cielo, que es esperanza para todos nosotros, y que nos regala una Madre celestial siempre atenta a todos sus hijos, que hará siempre todo lo posible para que vivamos la fe, y mantengamos una caridad ferviente para que nos llegue también a nosotros a la gracia de la resurrección que esperamos. Y remarcó las virtudes de la religiosa hija de Ventolà, mártir generosa de su fe y consagración religiosa, y que fue beatificada en Roma con otras tres hermanas de la Congregación en 2006, por el Papa Benedicto XVI, todas ellas mártires, Esperanza, Mª Refugi, Daniela y Gabriela. Su testimonio sencillo y generoso de servicio a los enfermos y en la educación de la juventud más necesitada, hasta dar su vida por amor, siguiendo las huellas de su fundador el beato Francisco Palau y Quer, carmelita.

Después de la misa los fieles y las Hermanas de la Congregación visitaron la casa natal de la beata Esperanza de la Cruz, nacida Teresa Subirà Sanjaume.

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