El Viernes Santo, día 30 de marzo, por la mañana, muchos fieles se reunieron en las diversas Parroquias de la Diócesis para orar con el Vía Crucis, recordando el camino que Jesús hizo, cargando la cruz, antes de su pasión y muerte .
Por las calles del barrio antiguo de la ciudad de La Seu d’Urgell, acompañados por el Rector y Vicario General, Mn. Ignasi Navarri, los fieles meditaron los pasos que Jesús hizo al morir en la cruz, en un clima de silencio y oración.
También por las calles del barrio de Santa Magdalena de La Seu d’Urgell, tuvo lugar un devoto Vía Crucis presidido por el Arzobispo de Urgell y por el Padre Encargado de aquella Iglesia, Mn. Jordi Miquel.
Recorrieron las calles adyacentes y al final de la celebración el Arzobispo dio una breve alocución, remarcando que besar la Cruz al final del Vía Crucis, debía ser un gesto cargado de sentido, lleno de fe y afecto por el Señor, vivido intensamente, con las intenciones para muchas personas que queremos y un compromiso de acoger y vivir la misericordia y la reconciliación con obras y de verdad, y a la vez un gesto que recogiera los anhelos de todos los que sufren en todo el mundo, llevando cruces difíciles y pesadas: refugiados, presos, oprimidos, hambrientos, vejados, aplastados por las guerras y las violencias de los hombres.
Posteriormente, presidido por el Sr. Arzobispo, en la Catedral tuvo lugar el Oficio de Lectura ampliado con las Lamentaciones y la Pasión del Señor, y seguidamente la Oración de los Laudes (conjunto llamado Officium Tenebrarum u Oficio de tinieblas). Este Oficio de oración agrupa canónigos, sacerdotes y seminaristas, personas de la vida consagrada de la Ciudad, y un buen grupo de fieles que celebran así la Liturgia orante de la Iglesia en los días santos de la Pasión, la Muerte y la Resurrección del Señor.
En muchas residencias de enfermos y ancianos imposibilitados también se llevó a cabo el Vía Crucis, así como en muchos pueblos pequeños que no pueden tener los Oficios de Semana Santa, pero sí este acto piadoso del Vía Crucis. Sacerdotes, diáconos y laicos con misión se multiplican estos días en la geografía del obispado para ayudar la oración comunitaria en muchos lugares que en otras ocasiones no es posible.
La Seu d’Urgell:
Balaguer:
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