Queridos diocesanos,
querida Iglesia de Urgell,
El Papa León XIV nos acaba de enviar una exhortación apostólica titulada Te he amado –en latín, Dilexi te–, un versículo del libro del Apocalipsis, concretamente de la carta a la iglesia de Filadelfia, en el último libro de la Biblia: el Apocalipsis o libro de la Revelación.
La literatura apocalíptica surge en tiempos de persecución, en el siglo I d.C. De este modo, los cristianos de la iglesia hermana de Filadelfia eran consolados ante las persecuciones con la expresión del amor de un Dios que te ama.
Hoy, el contexto de la exhortación del Papa se centra en el amor hacia los más pobres. Ante un fuerte crecimiento de la aporofobia, es decir, del desprecio hacia los más pobres, el sucesor de san Pedro subraya la necesidad de acoger la pobreza y a los pobres como un lugar teológico donde Dios nos ama.
Con un lenguaje directo, la exhortación apostólica nos invita a todos nosotros a sentirnos amados en Jesucristo y, sobre todo, a ver en los más necesitados no un estorbo, sino más bien una ocasión para encontrarnos con el Cristo pobre por nosotros.
Tratar a los pobres con dignidad es el primer acto de paz, así se nos presenta este nuevo documento del magisterio de la Iglesia. Y se nos recuerda que una de nuestras misiones como Iglesia es sanar las heridas, sean físicas, sociales o espirituales. El arte de sanar es innato en nuestra condición humana: cuando sanamos, redescubrimos nuestra esencia como hombres y mujeres libres que seguimos al Cristo pobre, casto y obediente.
La pobreza es un tema teológico, porque mediante los pobres podemos escuchar la voz de Dios y en el servicio a los pobres descubrimos quiénes somos. En nuestro mundo, donde solo se valora la productividad, el consumo y lo útil, es muy fácil descartar al pobre, al débil sin posibilidad de defenderse. De hecho, ya se habla de pecado social.
La justicia nace de la inclusión, de la promoción de la persona humana con un trabajo digno y una familia donde recibimos amor y damos amor, y una comunidad donde se ora. La Eucaristía dominical retoma el rol de nutrir a la comunidad cristiana, ofrecer una educación que nos libera de la pobreza espiritual y ejercitarnos en el servicio, que es el amor social. De esta manera, podremos reconocer a cada persona humana como imagen de Dios.
Estimados hijos e hijas de Dios, que peregrinamos en esta iglesia de Urgell, os invito en estos próximos días a leer la exhortación apostólica del Papa León XIV, compartiendo las reflexiones en los consejos pastorales y delegaciones diocesanas, para alimentarnos del magisterio pontificio y hacer de nuestra querida diócesis de Urgell una gran familia donde cada uno de nosotros podamos experimentar las palabras del ángel a la iglesia de Filadelfia: Te he amado.
Con el deseo de una buena lectura de Dilexi te, recibid el más cordial saludo en el Cristo, de Vuestro servidor,
✠ Josep-Lluís Serrano
Obispo de Urgell






