Retiro de Adviento y fiesta navideña de los presbíteros y diáconos de Urgell

El lunes 16 de diciembre, en la Casa de espiritualidad del Santo Cristo de Balaguer, tuvo lugar el tradicional remanso de Adviento/Navidad para los presbíteros y diáconos de Urgell, preparación a la Navidad, que predicó este año el sr. Obispo Coadjutor de Urgell, Mons. Josep Lluís Serrano. Participaron más de cuarenta sacerdotes y diáconos presididos por el Arzobispo de Urgell, Mons. Joan-Enric Vives que antes de iniciarse el retiro dio una serie de informaciones diocesanas.

El retiro predicado por Mons. Serrano se llevó a cabo en la capilla de la Casa de Espiritualidad del Santo Cristo de Balaguer y se centró en varios pasajes bíblicos que tenían al profeta Elías como protagonista. Para entrar en el retiro Mons. Serrano dio unas pautas de la estructura de la oración ignaciana y presentó a modo introductorio la pintura del cuadro de Vincent van Gogh sobre el sembrador como parábola de la misión de los ministros de la Iglesia que deben salir a sembrar la Palabra de Dios con confianza y sin desfallecimiento.

El profeta Elías amaba a Dios, pero era humano y temía por su vida. Perdió las fuerzas, el temor era demasiado fuerte y huyó para esconderse en la cueva de la montaña del Horeb. La voz del Señor le interpeló insistentemente: “¿Qué haces aquí, Elías?”. (1Reyes 19,9-18). Venciendo sus temores, toma la decisión de seguir a Dios. A veces hay que esconderse en la cueva de la montaña del Horeb para escuchar la voz de Dios y volver a lo esencial: sentir la presencia de Dios en nuestra vida. El segundo verbo que destacó, aplicado al profeta Elías, fue el de prosternarse: necesitamos prosternarnos ante Dios y su gloria y fiarnos de su misericordia y bondad no de nuestras capacidades, cualidades o logros. No convertirnos nosotros en Dios, sino dejar que Dios sea Dios. El tercer verbo que destacó fue el de deshacer el camino: hay que volver a la simplicidad de vida, al “unum, bonum, verum et pulchrum” de San Agustín, y deshacernos de todas las cosas que nos apartan de la relación personal con Dios. Para finalmente acabar con el texto del primer Libro de los Reyes 19, 11: “El Señor le dijo: sal y permanece de pie en el monte ante el Señor, que pasaré yo, el Señor”. Hay que estar de pie ante el Señor y dejar que el que es la Palabra y que se ha hecho carne en el misterio de la Navidad nos hable en el corazón a través de la oración y de buscar su presencia.

Tras los puntos de la meditación de Mons. Serrano expuso el Santísimo Sacramento y hubo un tiempo largo de oración personal, con posibilidad de confesiones, terminando con la reserva y la bendición con el Santísimo.

A continuación tuvo lugar la celebración de la Eucaristía en el Santuario-Basílica del Santo de Cristo de Balaguer, que fue presidida por el Arzobispo Joan Enric y concelebrada por el obispo Josep Lluís y por los diáconos y presbíteros asistentes. Las Hermanas Clarisas del Santo Cristo de Balaguer solemnizaron los cantos de la Misa.

En su homilía el Arzobispo glosó las lecturas de la Palabra de Dios proclamadas. Destacó cómo el profeta Balaam, «el hombre de ojos penetrantes», es capaz de ver más allá de las apariencias y tiene una mirada profunda porque está empapado de Dios. El profeta tiene la capacidad de ver lo más profundo de la realidad y mirarla con esperanza y alegría a pesar de las dificultades de la vida. En efecto, Balaam es el hombre de ojos penetrantes, que escucha los presagios de Dios y conoce los secretos del Altísimo, porque tiene en él su presencia. Es necesario que vivamos en este Adviento-Navidad, ya las puertas de un Año Jubilar, la esperanza que nace de sentirnos amados por Dios. En el Evangelio los sumos sacerdotes y los notables preguntan a Jesús “¿con qué autoridad actúas así? ¿quién te la ha dado esta autoridad?” y Jesús no responde nada porque no debe convencer a nadie porque su autoridad nace de ser el Hijo, que da la vida a la Cruz, hasta el último suspiro, como muestra la sagrada imagen del Santo Cristo de Balaguer: extenuado y cansado porque ha dado toda su vida por amor al Padre: «todo se ha cumplido».

Después de la Misa hubo la gozosa celebración de la Navidad festiva con una comida de hermandad y cantos compartidos de diferentes regiones del mundo.

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