El sábado 9 de julio unos 130 peregrinos del Arciprestazgo de los Valles de Andorra peregrinaron a la Santa Cueva de Manresa y al Santuario de la Virgen de Montserrat y se sumaron de esta forma a la conmemoración de los 500 años de San Ignacio de Loyola.
Con motivo del Año Jubilar Ignaciano, en 2022, Manresa celebra el 500 aniversario de la estancia de Ignacio de Loyola en la ciudad, donde vivió una fuerte experiencia mística y solidaria con los pobres. Con esta efeméride se quiere potenciar la atracción que Manresa ha tenido a lo largo del medio milenio como cuna de las espiritualidades ignacianas (religiosas y seglares) y de toda la obra cultural, social y pedagógica que se deriva.
En Manresa los peregrinos pudieron contemplar los murales del P. Marko Rupnik s.j. Los mosaicos del prestigioso artista esloveno, conocido como el ‘Miguel Ángel del siglo XXI’, fueron creados para decorar las ocho capillas laterales de la iglesia de la Cueva de Manresa dentro de la conmemoración, en 2022, de los 500 años de la llegada de San Ignacio a Manresa y los 400 de su canonización. Las escenas se basan en las cuatro semanas de los ‘Ejercicios Espirituales’, que escribió san Ignacio durante su estancia en la capital del Bages, en 1522. En la Cueva los andorranos tuvieron un momento de oración.
La Peregrinación culminó en el Santuario de la Virgen de Montserrat que fue muy importante para la vida de Ignacio que habría hecho una o más estancias en Montserrat -probablemente volviendo desde Manresa- en una cueva de la montaña para hacer oración y penitencia, para verse con el P. Joan Chanon y para recibir los Ejercicios Espirituales del Abad Garcías de Cisneros, que había fallecido pocos años antes de la visita de Ignacio. La crítica interna de los Ejercicios espirituales de san Ignacio muestra la influencia recibida del Compendio breve del Ejercitatorio de la vida espiritual del abad Garcías. Montserrat fue muy importante en la vida del Santo, como explica el P. Ignasi M. Fossas, monje de Montserrat: “Montserrat es importante por tres motivos, principalmente. Es en ese lugar donde formaliza y exterioriza su conversión, su deseo de empezar una nueva vida. También porque en Montserrat san Ignacio es iniciado en la corriente espiritual de la devoción moderna, una introducción a la vida de oración para los fieles. Y porque una de las prácticas de esta corriente espiritual era la confesión general, que él experimentó, y por la que recibió la gracia del perdón, el don de la misericordia y la fuerza del Espíritu Santo para empezar esta nueva vida”.
