Oración a la Virgen de Canòlich

Se celebran este año los 800 años del hallazgo, por parte de un humilde pastor de Bixessarri alertado por un pájaro de colores, de la imagen tan querida de la Virgen de Canòlich, en Sant Julià de Lòria (Principado de Andorra) y lo celebraremos con mucha alegría en el Aplec del sábado 27 de mayo, largamente esperado. Todo el mes de mayo, Mes de María, estamos renovando en la Iglesia nuestro amor a la Virgen María, que nos acerca a su Hijo resucitado y protege nuestras villas y pueblos. Roguémosle con devota confianza:

Virgen de Canòlich, Madre de gracia, te presentamos la realidad de tantos hermanos del mundo que viven en medio de alegrías y penas su vida familiar. Usted los conoce mejor que nosotros. Usted sabe muy bien sus necesidades de paz, amor, alegría, compañía y esperanza. Nosotros sólo adivinamos tras sus rostros una historia única, singular e irrepetible, muchas veces construida a base de alegrías pequeñas y también de fracasos. Por eso, Señora de misericordia, deje que se los presentemos y que pidamos para cada uno de ellos una chispa del amor sin medida y de la ternura tan grande de tu Hijo, Jesucristo.

Virgen de Canòlich, Madre de Cristo, que traspasada de dolor, conoces lo que significa sufrir por un hijo. Tú, que has gustado las lágrimas del infortunio, acoge los sufrimientos de tantas personas, las que conocemos y las que quedan en el olvido. Tantos padres y madres, abuelos y abuelas, niños, adolescentes y jóvenes, personas sin hogar ni trabajo, emigrantes, refugiados, enfermos, presos y gente abandonada y sola. Hazlos a todos fuertes en medio de los sufrimientos que puedan pasar, y no los abandones en las pruebas. Haznos pacientes y capaces de valorar el sacrificio por amor, mejores cómplices de ternura para todos aquellos que no tienen más que su inmensa soledad.

Virgen de Canòlich, Madre de la Iglesia, te pedimos que cuides con cariño a quienes trabajan por las comunidades cristianas en todo el mundo y por todos los ámbitos pastorales de las Diócesis. El Papa, los obispos y sacerdotes, los diáconos, los consagrados, catequistas, voluntarios de tantas causas generosas, misioneros, todos los cristianos que intentamos testimoniar con coherencia la fe recibida: guárdanos en la unidad y la comunión. Tú conoces la necesidad de vocaciones, nuestros problemas y dificultades, y sobre todo los anhelos de ser siervos fieles y buenos. Ayúdanos a trabajar sinodalmente por la comunión entre todos, para que seamos uno, como tu Hijo pedía, y misioneros del Evangelio, con mayor compromiso de vida. Que sepamos comunicar el don de la fe que hemos recibido para que muchos vuelvan a creer, amen la verdad, y se comprometan con un amor parecido al de Jesucristo.

Virgen de Canòlich, Madre de los pobres y de los cuentan poco a los ojos del mundo, tu Hijo, llevado por el Espíritu Santo, proclamó en Nazaret que el distintivo de su misión es liberar a los oprimidos y llevar la buena nueva a los pobres. Ayúdales siempre en sus necesidades e intercede por los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para que construyamos entre todos una sociedad más justa y unida por la reconciliación y la paz. Ayúdanos a ser más solidarios y a conseguir la verdadera libertad, siendo imágenes felices de nuestro Creador.

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