A El Periódico (edic. digital) del 26 de febrer, el Vicesecretari de la Conferència Episcopal Tarraconense Mn. Norbert Miracle, escriu sobre «Wert y la religión» el següent article:
De entrada, la ley Wert no me satisface porque es excesivamente centralista y porque disminuye el número de horas que hasta ahora se dedicaban a la asignatura de religión y moral católica, que ya eran muy reducidas.
Por ello, en Catalunya, el Secretariat Interdiocesà d’Ensenyament de la Religió (SIERC) trabajará en la adaptación del currículo a la realidad de nuestro territorio, como se hace también en todas aquellas materias de carácter humanista (historia, literatura… ), porque estamos convencidos de que es importante y positivo combatir el analfabetismo de los valores y de los contenidos religiosos entre los niños y los jóvenes que libremente quieran cursar esta materia, y porque creemos en una educación integral en la que la religión tiene su lugar.
Dicho esto, es sorprendente ver cómo, entre ayer y hoy, a raíz de la publicación en el BOE del nuevo Currículum de Religión y Moral Católica, cosa, por cierto, que siempre se ha hecho, se ha desatado una campaña llena de tópicos, imprecisiones y, en ocasiones, errores importantes en contra de este currículum, y de rebote en contra de la asignatura. Los que nos dedicamos a este ámbito sabemos que esto ha ocurrido a menudo, especialmente en periodos preelectorales. Los Partidos, por una parte y por otra, hacen bandera de este tema, y así se ahorran hablar de otras cuestiones que son un verdadero escándalo en nuestra sociedad.
Decir que se vuelve a imponer la religión no es cierto. La asignatura ya existía como optativa y así seguirá siendo. Decir otra cosa es faltar a la verdad.
Decir que en el currículum se hace adoctrinamiento no es cierto. En el currículum se presentan los contenidos de la fe cristiana que luego son explicados con rigor, pedagogía y respeto a los alumnos, que voluntariamente se han inscrito, por parte de profesores y maestros titulados civilmente y con los correspondientes estudios teológicos, cursados en los Institutos de Ciencias Religiosas de nuestras Diócesis o en la Facultad de Teología de Catalunya. No es verdad que la clase de religión sea una catequesis ya que nuestro profesorado sabe distinguir muy bien el lugar y el contexto donde se explica esta materia: la escuela.
Algunos han dado mucha fuerza a los titulares como «Wert volverá a hacer rezar a los alumnos». Esto no tiene ningún fundamento. Las oraciones, en el cristianismo como en las otras tradiciones religiosas, forman parte de su contenido básico. Cualquier persona que quiera conocer qué es el cristianismo debe conocer el Padrenuestro, el Ave María o los Salmos. ¿Qué mal hay en que un niño sepa de memoria estas oraciones? ¿No es normal también que en la escuela los niños aprendan los poemas más fundamentales de la propia tradición literaria? Es lastimoso que algunos hagan caricatura de unos textos que para los creyentes son un tesoro que hemos recibido del propio Jesús.
La asignatura de religión debe ser evaluable sobre la adquisición de unos conocimientos, como en cualquier otra materia escolar; no sobre la fe de las personas. Y esto se hará así.