La Virgen de Àneu, entronizada en la iglesia de Esterri

Una copia gemela de la imagen de Sta. Maria de Àneu que está a su Santuario, y que reproduce la original del s. XII, destruida en 1936, ha sido bendecida y entronizada en el templo parroquial de St. Vicenç de Esterri d’Àneu el domingo día 8 de agosto. Esta imagen es ofrenda de la Sra. M. Nuria Danés, hija del arquitecto del Obispado de Urgell, el olotense Josep Danés y Torras (1891-1955), que la tenía en propiedad.

El Arzobispo de Urgell Joan-Enric Vives y el Rector de la Parroquia Mn. Andreu Rodríguez presidieron el acto en la Misa de Fiesta Mayor de Esterri, con la emoción palpable de todos los hijos del Valle de Àneu que asistieron, con la familia Danés, la Consejera de Cultura del Consejo comarcal, y los fadrins y fadrines (solteros y solteras) de la fiesta mayor, y la Comisión de fiestas.

El Arzobispo Joan Enric bendijo la imagen solemnemente al inicio de la misa, y destacó en la homilía el amor que marca la vida del cristiano, y la solidaridad que durante la pandemia se ha vivido y que debe continuar ahora con la compartición de las vacunas y la ayuda a los damnificados. Y destacó como en los Juegos Olímpico de Tokio 2020, que se cerraban ese día, se habían visto imágenes muy conmovedoras de atletas que se ayudaban heroicamente en momentos de crisis o de caídas, dando un gran ejemplo de los valores del deporte.

También hizo referencia a la promesa de Cristo, de que quien come del Pan de la Vida, alimento para el camino de la tierra, no morirá nunca, tendrá la vida para siempre y estará unido a Él. Debemos pedir la fe y vivirla con coherencia y amor. Y debemos ser asiduos a participar y comer el Cuerpo de Cristo que nos perdona y nos hace firmes en la caridad.

Y destacó la generosidad de la Sra. Maria Nuria Danés y su familia que regalaban en la Parroquia aquella imagen de Sta. Maria de Àneu. A partir de ahora la venera en la iglesia parroquial, con mucha devoción. Porque la Virgen nos cuida, nos da a Jesús, el Salvador, y vela por todos sus hijos e hijas como Buena Madre.

El canto final de los Gozos acompañó la bella procesión de todos los fadrins y de los presentes ante la Sagrada Imagen de María con el Niño Jesús, para venerarla con una inclinación de la cabeza, ya que no se podía besar la imagen por causa de la pandemia.

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