Jornadas de Vicarios y Delegados para el Clero

Los pasados ​​días 24 y 25 de mayo tuvieron lugar de forma telemática las anuales Jornadas de Vicarios y Delegados para el Clero. En este año largo, se ha querido poner la atención en el cuidado de cada sacerdote. Cuidado personal, humano, psicológico y espiritual. De cada sacerdote, y los sacerdotes con otros sacerdotes. Abrieron las jornadas Mons. Joan-Enric Vives Sicilia, arzobispo de Urgell y Presidente de la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios, y Mons. Jesús Vidal Chamorro, obispo auxiliar de Madrid y Presidente de la Subcomisión Episcopal de Seminarios, que dirigieron a todos los participantes un saludo de bienvenida. También estuvieron participantes Mons. Francisco Cerro Chaves, arzobispo de Toledo, Mons. Gerardo Melgar, obispo de Ciudad Real y Mons. Eusebio Hernández Sola, obispo de Tarazona, todos ellos miembros de la Comisión Episcopal para el Clero y los Seminarios.

Por la tarde del 24 de mayo intervino S.E. Carlos Osoro, Cardenal-Arzobispo de Madrid, con dos ponencias sobre el tema: «Sacerdotes, despertemos a la misión». Subrayó que «no podemos salir, si no lo hacemos juntos». Pero hay que salir hacia una doble dirección: hacia dentro, para encontrarnos con nosotros mismos, y hacia fuera, para encontrarnos con todos los hombres. Y los sacerdotes son los primeros llamados a empezar esta salida. Hoy el anuncio de Jesucristo se hace más urgente que nunca, ya que es la verdadera necesidad que tienen los hombres. El sacerdote operario diocesano, Rv. Emilio Lavaniegos González, director de la Residencia Mossèn Sol (Castellón), intervino la mañana del martes 25, y presentó el proyecto de ayuda integral para sacerdotes que están dirigiendo con gran eficiencia. Sus intervenciones resultaron profundas y amenas, dando pie a la participación de los más de 45 asistentes.

Señaló en su primera ponencia tres puntos esenciales, a tener en cuenta: la formación permanente y concreta, encarnada en la realidad del sacerdote en su diócesis; la responsabilidad personal de cada presbítero en cuanto al cuidado de su propia persona y la importancia de la amistad en la fraternidad sacerdotal. En varios momentos repitió la frase: «un sacerdote que acoge un hermano en dificultades, en un tesoro».

Y, finalmente, la tarde del 25 tuvo lugar una mesa redonda donde participaron Mons. Ciriaco Benavente Mateos, Obispo emérito de Albacete, que, con un estilo ágil y muy sencillo, hizo partícipes a todos los delegados de cómo había vivido en la residencia sacerdotal de Plasencia estos días difíciles del confinamiento. El Rv. Miguel Ángel Arribas Sánchez, miembro de la Vicaría para el Clero de Madrid, señaló cómo vivió aquellos días en el cuidado y la atención a sus padres, y cómo el teléfono se convirtió en un medio para estar cerca de los sacerdotes y seminaristas durante estos meses, y aún hoy le sigue sirviendo para prestar este cuidado. Y el Rv. Jesús Castilla, Vicario para el Clero de Burgos y director de la Residencia sacerdotal, que mostró cómo atiende las necesidades humanas, médicas y espirituales de los 92 sacerdotes jubilados residentes. Fueron tres testimonios que enriquecieron mucho las Jornadas y dejaron un deseo de seguir trabajando y ayudando a los sacerdotes.

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