IV Jornada diocesana: Unidos y comprometidos

Siguiendo la bella tradición bianual, nuestra Diócesis de Urgell celebró la IV Jornada diocesana, con un lema que a todos nos implicaba: «Unidos y comprometidos». Tuvo lugar el sábado día 15 de junio, y nos reunimos cerca de quinientas personas, llegadas a La Seu d’Urgell de todos los rincones del territorio diocesano, porque queríamos manifestar nuestra estrecha comunión en la fe y nuestro firme compromiso con la Iglesia diocesana, la gran familia de todos. Una Jornada para alegrarnos de estar juntos y de ser lo que somos, los hijos e hijas de Dios; para disfrutar del compartir la misma fe en Jesús, para sentirnos honrados de ser el Pueblo de Cristo en marcha, que camina desde hace tantos siglos por las tierras de nuestra Diócesis. Y sabiendo que pertenecemos a una gran familia, la Iglesia Católica, extendida de Oriente a Occidente, familia de familias. En ella tenemos a la Virgen María, Madre de la Iglesia, los santos, los mártires, los misioneros, los religiosos y los hermanos de vida consagrada, los esposos y las familias, los diáconos, los presbíteros y los obispos. Y a todos nos preside en la caridad el Papa Francisco. Todos me han sido regalados por Dios como hermanos, y yo puedo «gloriarme» de todo lo que ellos viven y hacen, que me aportan «en la comunión de los santos».

La Jornada contó con una larga y estimulante aportación de testimonios con los que se fue dibujando un gran mosaico, el rostro concreto de la Iglesia de Urgell hoy, donde se reflejaban las muchas y valiosas aportaciones a la comunidad cristiana y a la sociedad: jóvenes, catequesis, grupos de reflexión de fe y actividades; comprensión de la Palabra, celebraciones, Taizé; la acción continuada de Cáritas diocesana que nos presentaba la Memoria 2018; la guardería de la Parroquia de St. Ot; la formación integral de la escuela La Salle de La Seu, que este año celebra los 300 años de S. Juan Bta. de la Salle; la realidad esperanzadora de los grupos Txt de toda la Diócesis; y testimonios de personas que luchan y remontan situaciones difíciles; la conversión de unos musulmanes a la fe; niños que nos enseñan a orar y adorar al Señor… Por eso después, la celebración eucarística en la Catedral fue tan emocionante. Fecundará la de los domingos del año. Al final de la mañana, la caminata-peregrinación por el casco antiguo de La Seu, nos hacía adherir simbólicamente a la propuesta del Papa Francisco «Compartiendo el camino», que invita a caminar, para acompañar la experiencia de los migrantes y refugiados que buscan un nuevo lugar y una nueva comunidad donde rehacer sus vidas.

Necesitamos amar nuestra identidad católica, gratuitamente regalada a cada uno por el bautismo. Somos de Cristo y la Iglesia es nuestro hogar. Una Iglesia que se rejuvenece por obra del Espíritu Santo, que es su alma. Confiamos en Dios; confiamos en Jesús. Podemos dar gracias por todo lo que Él va haciendo misteriosamente en cada uno de nosotros, y en la sociedad a través nuestro; muy a menudo, superándonos. Somos el Pueblo de la Pascua, que conocemos, amamos y servimos el Misterio de Cristo crucificado y resucitado, con la Vida Nueva que Él ha inaugurado. Dejémonos conducir por el Espíritu, sin desanimarnos ni encerrarnos. Dios siempre va más allá de nuestros cálculos para hacernos crecer como personas y como cristianos. El lema de la IV Jornada Diocesana, «Unidos y comprometidos», nos debe servir como un pequeño gran programa de presente y de futuro para nuestra Diócesis.

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