Fiesta de Sta. Teresa Jornet en La Seu d’Urgell

El domingo 26 de agosto, el Arzobispo de Urgell, Mons. Joan-Enric Vives, presidió la solemnidad litúrgica de la Fundadora de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de La Seu de Urgell, Sta. Teresa de Jesús Jornet y Ibars, hija de Aitona (Lleida), en la residencia del Hogar de San José de La Seu d’Urgell. Concelebraron con el Arzobispo Joan-Enric Mn. Lluís Rourera, sacerdote residente en el Hogar de San José, Mn. Josep M. Solé y Mn. David Codina. Asistieron muchos fieles, familiares y benefactores del Hogar, así como la concejala de Mayores de La Seu de Urgell, Dra. Montserrat Bonet Porqueras.

La Madre Superiora del Hogar de San José dio la bienvenida a los asistentes y agradeció su presencia en nombre de toda la comunidad de Religiosas.

En su homilía el Arzobispo Joan-Enric glosó las lecturas proclamadas en la fiesta propia de Sta. Teresa de Jesús Jornet Ibars, subrayando como su carisma de atención preferente hacia los ancianos desamparados es tan importante también en nuestros días. Comentó la centralidad del amor que exponían las lecturas, culminando en la unión de Jesús con los pobres, su sacramento en medio de nosotros (Mt 25). Mons. Vives también glosó la figura y el carisma de santidad de Sta. Teresa Jornet, subrayando como su vocación fue madurando a lo largo de su vida, ingresando primero en el monasterio de Clarisas de Briviesca (Burgos), del que tuvo que salir en 1870 por motivos de salud. Gracias a la dirección espiritual de un tío suyo, el beato Francesc Palau Quer, y del sacerdote Saturnino López Novoa, canónigo de la Catedral de Huesca, descubrió su carisma particular fundando la Congregación de Hermanitas de los Ancianos Desamparados el 3 de octubre de 1872. El Arzobispo animó a los fieles a saber valorar y aceptar, con amor, a todos los ancianos y, coincidiendo con el encuentro mundial de las familias que el Papa estaba llevando a cabo ese mismo día en Dublín (Irlanda), animó a saber rezar y valorar la familia cristiana que se fundamenta en un amor concreto hacia los demás. Sta. Teresa vivió el amor concreto en el servicio generoso y en el sacrificio y entrega de toda su vida al servicio de los ancianos.

Al final de la Misa se veneró la reliquia de la Santa.

Después, la Comunidad de Monjas de los Ancianos Desamparados, ofreció un refrigerio a los asistentes para compartir con alegría un rato junto a las familias y de los residentes del Hogar.

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