El día 29 de septiembre, fiesta de San Mguel Arcángel, es fiesta grande en la Parroquia de Peramola que celebra su tradicional Fiesta mayor de otoño. Este año fue presidida por el Arzobispo de Urgell, Mons. Joan-Enric Vives. Concelebraron con el Arzobispo el Rector de Peramola y Arcipreste de Alt Urgell, Mn. Jordi Vásquez; el P. Fabian Cabarcas y Mn. David Codina.
El acto central de la fiesta fue la celebración de la Eucaristía de San Miguel con la asistencia de la Corporación Municipal encabezada por el Ilmo. Sr. Alcalde de Peramola, Sr. Joan Puig Bellido y una gran cantidad de fieles que llenaban la iglesia parroquial dedicada a San Miguel.
En su homilía el Arzobispo Joan-Enric glosó la importancia del arcángel San Miguel, el capitán y “caudillo” de todos los ángeles, que nos recuerda que “¿quién como Dios?”, que Dios es el todopoderoso que nos guía y nos guarda. San Miguel nos ayuda a luchar cuenta el diablo y los enemigos de la fe y de aquellas personas o cosas que nos quieren apartar de Jesús: el egoísmo, el orgullo y la vanidad, el desprecio de las personas. La vida del cristiano, cuando es vivida auténticamente, no deja de ser una cierta lucha y batalla para conservar la fe y defender las virtudes que la encarnan: la generosidad, el perdón, el altruismo y la fe en Jesús, sobre todo otro ídolo que puede ofrecer el mundo: los placeres, el dinero, la codicia…. Mons. Vives recordó cómo los ángeles son quienes traen «buenas noticias» enviados de parte de Dios y nos ayudan en los combates de la vida para que no nos desanimemos ni claudiquemos. En este sentido animó a los fieles de Peramola a saber tener fe y perseverar en ella, más allá de la técnica y de las seguridades, sólo podemos confiar en Dios. Por eso pidió a San Miquel el don de la lluvia que tanto necesitamos y a saber vivir y luchar por un ecologismo integral que cuide la creación, tal y como nos lo pide el Papa Francisco en su encíclica Laudato si que próximamente verá una segunda parte Laudate Deum. Necesitamos velar por nuestra tierra, nuestro planeta, con hábitos de consumo responsable, sin desperdicio y trabajando por la dignidad y la vida, especialmente de los más débiles y necesitados: los enfermos, los niños, los ancianos, las personas vulnerables, sin “descartar” y menospreciar nunca a nadie. Finalmente el Arzobispo animó a los fieles a orar por la paz y la reconciliación y ser personas “magnánimas” que saben perdonar y olvidar, dando una segunda oportunidad a los demás, y sin prejuzgarlos, construyendo paz y hermandad en la familia, en casa, con los vecinos, en el pueblo. Y recordó que hace dos años, con motivo de los indultos, los Obispos de Cataluña y él también, pidieron diálogo, reconciliación y medidas de gracia para poder rehacer el país.
Al final de la Eucaristía tuvo lugar una procesión donde los vecinos del pueblo sacaron adornada con flores la imagen de San Miguel, con la juventud del pueblo llevando las banderas propias del pueblo, y las pasearon por la villa, mientras se cantaban los gozos a loor de San Miguel: “Si de Déu la primacia sobre els àngels teniu Vós: Peramola en Vós confia, puix del Cel sou nostre guia, Sant Miquel victoriós”.
Al finalizar la procesión el Ayuntamiento ofreció a los vecinos un vermut popular donde el Arzobispo pudo departir con los vecinos del pueblo.