Fiesta de la Virgen de Fátima en La Massana

El domingo 13 de mayo, Fiesta de la Ascensión y de la Virgen de Fátima, el Arzobispo de Urgell y Copríncipe de Andorra, presidió una solemne eucaristía en la Parroquia de St. Iscle y Sta. Victoria de La Massana (Principado de Andorra), donde está la sede de la Cofradía de Ntra. Señora de Fátima de Andorra.

Estaba acompañado por el Rector de la Parroquia, Mn. Lluís Eduard Salinas y el cura de la comunidad portuguesa, P. Albano Teixeira Fraga. Estuvo presente el Hble. Sr. Alcalde de La Massana, Sr. David Baró y el Cónsul Honorario de Portugal en Andorra, Sr. José Manuel da Silva, así como el Presidente de la Cofradía D. Paulo Jorge Martins Guilheiros. Acompañaba los cantos la Coral portuguesa de La Massana.

Gran parte de la Misa fue oficiada en lengua portuguesa y el Arzobispo remarcó la alegría de estar cerca de todos los portugueses y de todos los devotos de la Virgen de Fátima.

En su homilía destacó que la Ascensión es la glorificación y la entrada a la gloria de Dios de la humanidad. El «cielo» se ha abierto para que entre todo lo que es nuestro, redimido por Jesús, Resucitado. Animó a vivir de cara al cielo, donde Maria Asunta y resucitada, vela por sus hijos e hijas. No nos podemos conformar con una vida de horizontes materiales. El ser humano es un compuesto de alma y cuerpo y las dos dimensiones se deben desarrollar y cuidar. Si ponemos la esperanza en las cosas materiales siempre estaremos decepcionados porque el ser humano busca el infinito, la eternidad, la perdurabilidad del amor.

Jesús Resucitado y María Assumpta nos abren el camino de la esperanza, nos atraen hacia una vida noble y santa. Y la medida de esta santidad será siempre el amor concreto a los que tenemos cerca y los más necesitados. Sin menospreciar el amor por las cosas de la tierra (familia, país, cultura, etc.) En nuestros tiempos hay que afianzar el amor a Dios y en las cosas eternas. Hay que cuidar la fe y la esperanza y el amor.

Nuestra devoción a María Santísima bajo la advocación de Fátima, nos lleva a luchar contra el Maligno, a resistir las tentaciones y a vivir en la alegría de la fe cristiana, que siempre y en toda circunstancia es fuente de esperanza y de paz.

Después de la Misa, el Arzobispo en nombre de los presentes consagró a María Santísima, reina de Portugal y Madre de la Iglesia, a todos los portugueses y a los andorranos y se cantaron los himnos tradicionales del Santuario de Fátima.

También el Arzobispo firmó en el libro de honor de la Cofradía y en la salida participaron con el Sr. Cónsul de la fiesta popular que se cerró con una comida con la Junta de la Cofradía y el Cónsul Honorario de Portugal. En los postres le ofrecieron la sorpresa de un espléndido pastel con decoración adecuada para festejar los 25 años de episcopado de Mons. Vives y sus 15 como obispo residencial de Urgell y Copríncipe de Andorra que procedía el día anterior.

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