Fiesta de la Purísima en Vila-real

La Congregación de las Hijas de María Inmaculada, más conocidas como «Purisimeras» de Villarreal celebraron el domingo 9 de diciembre la fiesta principal de su Congregación. La jornada empezó en la iglesia arciprestal de San Jaime con la Misa solemne de las congregantes que este año fue presidida por el Arzobispo de Urgell y Copríncipe de Andorra, Mons. Joan-Enric Vives.

Mons. Vives manifestó que había venido a Villarreal «como un Purisimero más, a postrarse ante María Inmaculada y pedirle su gracia, de la que Ella está llena. Pido su bendición para mi Diócesis de Urgell y el Principado de Andorra, pero también para todos vosotros: por mi hermano el amado Obispo de Segorbe-Castellón Casimiro López Llorente, sus sacerdotes y diáconos, para todos los religiosos y consagrados de esta querida Diócesis de Segorbe-Castellón y para todos los laicos que vivís vuestra condición de hijos e hijas de María Inmaculada». Mons. Vives manifestó que se sentía «un poco valenciano también porque mi abuela era de Lucena del Cid, y no hace tanto que fui a rezar a la pila bautismal donde fue bautizada. Por tanto es un gozo estar aquí, dejándose llevar por este pequeño tsunami de amor a la Virgen que son las fiestas de María Purísima en Villarreal».

En los inicios del Adviento -afirmó el Obispo de Urgell «la Iglesia quiere que celebramos este tiempo de María. San Pablo VI dijo que, precisamente, este era el tiempo apropiado para alabar, bendecir, pedir la su gracia, imitarla, sentirse mecido por Ella, nuestra Madre, que es toda Purísima, toda de Dios». Mons. Vives manifestó que la historia de la Virgen es la historia de una fe singular que gira en torno a cuatro palabras del Evangelio. la primera es «Ecce«: «Ecce ancilla Domini» («he aquí la esclava del Señor»). Estas palabras de María «se incrustan en una larga y bellísima tradición desde de Abraham, Moisés, David, Samuel, con tantos y tantos otros, hasta nuestros días: Aquí estoy, Señor, disponible. Tú eres el dueño de mi vida. Os invito a decirle hoy con María: aquí me tienes, Señor.

La segunda gran palabra de nuestra Madre es «Fiat«: «Fiat mihi secundum verbum tuum» ( «hágase en mí según tu palabra»). «Ojalá lo pidiéramos con el espíritu de sencillez -manifestó- y humildad con que se manifiesta María. No podemos, como María, dejar de abrir nuestra existencia a Dios. Esto es creer como Nuestra Madre: firme, fuerte, grande, humilde, sencilla. Como comenta san Bernardo de Claraval, ‘levántate por la fe, corre por la devoción y abre por el consentimiento’. Este pobre Obispo os dice lo mismo: «abra la vida al Señor que llega con poder «.

La tercera palabra es «Magnificat«. María es la Madre del «Magnificat», gozosa, que canta a Dios: «Proclama mi alma la grandeza del Señor». «Tenemos que ir por el mundo con esperanza, proclamando la gloria de Dios y que lo descubran los que nos rodean, que vean nuestras buenas obras y den gloria al Padre del Cielo», comentó. Finalmente, el Arzobispo concluyó su homilía con la cuarta y última palabra de María: «Fácite«, «haded lo que Él os diga (…), pon agua, dame estos panes, dame estos peces, despréndete de lo poco tuyo y el Señor alimentará a 5.000 personas». «Esta es María de Caná -afirmó- que, ante la falta del vino, les dice a los sirvientes que pongan todo lo necesario para que su hijo actúe. Somos personas de acción, no lo olvidemos; incluso la auténtica contemplación nos ha de llevar a la acción caritativa, al amor, a la entrega, al servicio, a perder la vida por recobrarla después».

El coro juvenil «La Inmaculada» interpretó la Misa «Tota Pulchra» a cuatro voces mixtas, de Mn. Miguel Alepuz Penalba, acompañado por la orquesta de Cámara y acompañamiento de órgano por María Isabel Casalta, bajo la dirección de su autor.

Después de la Misa el Copríncipe Episcopal fue en procesión en la sede de la Congregación, saludó a los asistentes y luego fue recibido en el Ayuntamiento de Vila-real por el Ilmo. Sr. Alcalde José Benlloch Fernández y la Corporación, donde ofreció un breve discurso en respuesta al Alcalde y firmó el libro de honor. Después almorzó con la Junta de Purisimeras y los sacerdotes de la ciudad.

Por la tarde del domingo tuvo lugar una solemne procesión por las calles de Villarreal con congregantes, Mancebos que llevan la Sagrada Imagen y muchos fieles. Al entrar la Virgen en la iglesia, se entonó el «Tota Pulchra«, dio una última alocución fervorosa y dio la bendición a todos los asistentes. Así se puso punto final a la jornada.


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