Exequias de la Hna. Merced Caminal, religiosa de la Sda. Familia de Urgell

El lunes 3 de mayo, en la iglesia de la Residencia de las Hermanas de la Sagrada Familia de Urgell de La Seu de Urgell, tuvieron lugar las exequias de la Hna. Merced Caminal Maestre, del Instituto de Hermanas de la Sagrada Familia de Urgell, de 88 años de edad y natural de Tírvia.

La celebración fue presidida por el Arzobispo de Urgell y concelebrada por Mn. Ignasi Navarri, Vicario General y Rector de la Parroquia; Mn. Jordi Miquel, Mn. Jorge Armando Moncayo y Mn. Pau Bellido, curas de la Comunidad de Religiosas, y Mn. David Codina.

En la Eucaristía estuvieron presentes la Hna. Victoria Beltran, Consejera General del Instituto; la Superiora de la Comunidad, Hna. M. Carmen Gros Pomar, las otras hermanas de la comunidad de La Seu d’Urgell, las hermanas y sobrinos de la Hna. Mercè y otras religiosas, y vecinos y fieles de La Seu que le querían y apreciaban, y que quisieron acompañarla.

Al iniciarse la celebración, la Hna. Visitación Lorenzo leyó una nota biográfica de la Hna. Mercè Caminal y destacó la caridad fraterna, la disponibilidad en el servicio y su bondad y buen humor que siempre aportó a los lugares donde había sido destinada como Mataró, Escaldes-Engordany en Andorra, o Sevilla y Bélgica, entre otros.

En su homilía el Arzobispo glosó las lecturas de la Fiesta de los apóstoles San Felipe y Santiago. La primera lectura (1 Co 15,1-8) es el texto escrito del Nuevo Testamento más antiguo sobre los testimonio de la resurrección del Señor. El Arzobispo animó a los fieles a prolongar la lectura del texto ya que cada uno de nosotros ha de ser testimonio de la resurrección de Jesús como lo fue la Hna. Mercè a través de su consagración como religiosa del Instituto de la Sagrada Familia de Urgell siguiendo el carisma de la Beata Ana María Janer dedicada sobre todo a la enseñanza. A todos se nos ha aparecido el Señor y nos ha enviado a ser sus testimonios, como lo fueron los apóstoles.

En el Evangelio Jesús se autoproclama «el Camino, la Verdad y la Vida», y que lo que le pidamos en su nombre Él lo hará, y por eso siempre los cristianos acaban nuestras oraciones proclamando «Por Cristo nuestro Señor» . Él es el camino que nos lleva hacia el Padre y confiamos en su Palabra poderosa que nos ha dicho que «siempre que me pidáis algo en mi nombre, yo lo haré». Mons. Vives destacó cómo una joven de la posguerra, nacida en un lugar humilde como el pueblo de Tírvia (Pallars Sobirà), se había consagrado con 18 años al hacer su profesión religiosa y había dado mucho fruto en todos los lugares donde había servido pastoralmente y donde la habían destinado, viviendo su consagración con disponibilidad y donación. Y llevando a todas partes la caridad de Cristo.

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