Queridos diocesanos,
querida Iglesia de Urgell:
Quisiera compartir con vosotros la experiencia de conocer nuestra tierra, nuestras poblaciones y nuestra gente, que —ya desde hace siglos— somos herederos del antiguo condado de Urgell y éste, a su vez, fruto del reino visigodo de Toledo. Porque, como dice el dicho, nadie ama lo que no conoce.
Este es un gran territorio donde diversos condes instituyeron una forma de gobernar, de proteger y de custodiar el territorio y la población, lo que ha hecho de todos nosotros una Iglesia enraizada en los Pirineos y en la ribera del Segre.
Nos han llegado pocos datos sobre los orígenes, sobre el nacimiento de nuestra diócesis (en el siglo VI), pero sí tenemos documentación sobre quién fue el primer obispo de Urgell, en época visigótica: San Justo de Urgell. Todo lo que conocemos de su vida nos lo cuenta san Isidoro:
“Justo, obispo de la iglesia urgelitana de las Hispanias y hermano del mencionado Justiniano, compuso un libro o exposición sobre el Cantar de los Cantares, todo muy breve y claro, interpretando su sentido mediante la alegoría. Se dice que sus hermanos Nebridio y Elpidio también escribieron algunas cosas.”
Isidoro, De viris illustribus, 34; PL 83, 1100.
Y también sabemos que tenía tres hermanos que también fueron obispos: Justiniano de Valencia, Nebridio de Égara (Terrassa) y Elpidio de Huesca.
El obispo Justo nos ha dejado diversas obras, como un comentario o explicación mística sobre el Cantar de los Cantares, un sermón sobre san Vicente y algunas cartas dirigidas al arzobispo Sergio de Tarragona. San Justo de Urgell también asistió a los concilios provinciales de Toledo (531) y de Lérida (546). Venerado desde muy antiguo, es uno de los grandes obispos de la diócesis de Urgell, junto con san Odón y san Ermengol.
Su fiesta litúrgica la celebramos el 28 de mayo, en nuestra iglesia madre, la catedral de Santa María de Urgell, y en toda la diócesis.
“¡Atráeme tras de ti! ¡Corramos! El rey me ha introducido en sus estancias; por ti haremos fiesta con alegría; celebraremos tus caricias, mejores que el vino. ¡Con razón te aman!”
Cantar de los Cantares, capítulo 1, versículo 4… y el obispo Justo comenta:
“El Señor dice en el Evangelio: Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado (Jn 6,44). Es atraído hacia Cristo quien cree en Cristo; corren tras Él los que lo imitan o los que progresan en su seguimiento.”
Con este comentario de quien fue nuestro primer obispo, os invito —como ya os decía en la anterior glosa dominical— a adentrarnos en este mar de vida cristiana que los autores del primer milenio nos han dejado en nuestra tierra. Tenemos un buen ejemplo en este libro que os recomiendo leer: Escritos de obispos catalanes del primer milenio, de la editorial Proa. Así pues, será un buen recurso para conocer nuestra iglesia diocesana y amarla para poder servirla mejor en medio de las comunidades cristianas, llamadas a ser testigos de la verdad y del bien en nuestras comarcas.
Muy buena lectura veraniega y que San Justo interceda ante el Padre por la iglesia urgelitana, de vuestro servidor,
✠ Josep-Lluís Serrano
Obispo de Urgell