El secretario del Consejo Pastoral Diocesano y miembro del Consejo parroquial, Sr. Adolf Tugues, dio la bienvenida al Arzobispo al iniciarse la celebración eucarística y pidió a los padres y familiares de los jóvenes confirmandos que los ayudaran a continuar el camino de formación cristiana que habían iniciado aquellos jóvenes y que todos juntos formaran parte activa de la Parroquia.
En la homilía el Arzobispo presentó a los jóvenes confirmandos la figura de Santa Eulalia de Mérida, Patrona de la Parroquia, una chica joven, que con 12 años, como los confirmandos, para mantenerse fiel a su fe cristiana entregó la su vida hasta la muerte. Fue torturada: azotada, lisiada con ganchos y quemada con antorchas y en la hoguera, y fue crucificada en una cruz en forma de aspa, desnuda. El Arzobispo presentó a los jóvenes la imagen de Santa Eulalia de Mérida que preside el retablo del presbiterio de la iglesia de Encamp y como aquella joven fue valiente hasta dar su vida por no renunciar a su fe. Glosando las lecturas proclamadas en ese día, Mons. Vives, subrayó como los cristianos participan de la alegría del Señor Resucitado, una alegría que nada ni nadie nos podrá arrebatar nunca, pero al mismo tiempo, participan de la cruz del Señor si son coherentes con la fe, como le pasó a Santa Eulalia. Mons. Vives, animó a los jóvenes a ser dóciles al Espíritu Santo que recibían ese día y continuar participando de la vida parroquial para convertirse en unos jóvenes con valores cristianos, sobre todo el gran valor y virtud del amor, que impregnen la sociedad andorrana.
Al final de la Misa el Arzobispo invitó a los jóvenes a vivir el domingo 13 de mayo, la Fiesta de la Virgen de Fátima, que él presidiría en la Parroquia de La Massana, con la comunidad portuguesa, y a amar profundamente a la Madre María bajo la advocación de Fátima, la Reina de Portugal, sin renegar nunca de su fe católica.
Al darles al final de la Misa el Nuevo Testamento y una cruz con el símbolo de la paz a cada confirmado, el Arzobispo remarcó que era necesario que los jóvenes pudieran leer cada día un trocito, y que el Nuevo Testamento era un libro por el que muchas personas habían llegado a dar la vida como Sta. Eulalia.