Confirmaciones en Esterri d’Àneu

El domingo día 18 de noviembre el Arzobispo de Urgell Mons. Joan-Enric Vives administró el sacramento de la Confirmación en la Parroquia de St. Vicenç de Esterri d’Àneu a 8 jóvenes provenientes de las Parroquias de Espot, Gavàs y Esterri d’Àneu. Concelebraron con el Arzobispo el Rector de la Parroquia, Mn. Andreu Rodríguez y Mn. David Codina, e hizo de acólito en la celebración el seminarista Alexandre Vargas.

En su homilía el Arzobispo glosó las lecturas proclamadas en el Domingo XXIII durante el año que subrayaban como al final de la historia Dios es el único que perdura y que no pasa nunca, ya que la vida humana es caduca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mc 13,24-32) nos dice Jesús en el Evangelio. Gracias al Bautismo, hemos sido incorporados a Jesucristo Resucitado, vencedor de la muerte, y por tanto, nuestra alma se ha convertido inmortal, y podemos creer en la esperanza de la resurrección. El Arzobispo animó a los jóvenes confirmandos a saber discernir siempre las cosas más importantes de la vida como son la fe y el seguimiento y amor a Dios y en Jesucristo. Pidió a los jóvenes que siempre valoraran la Misa, especialmente la del domingo, ya que es el núcleo y fundamento de la vida cristiana y tiene un alto valor pedagógico porque nos enseña a poner nuestra esperanza en los bienes eternos. Les explicó catequéticamente las diferentes partes de la Eucaristía, cumbre de la vida cristiana: con el canto de entrada que nos hace alabar a Dios y prepararnos a celebrar el Misterio; pedir perdón a Dios por nuestros pecados en el acto penitencial; la lectura de la Palabra de Dios llena de sabiduría para nuestra vida; la recitación del Salmo responsorial que ese domingo nos evocaba a David y una oración de cerca de 3000 años; la oración de los fieles donde rogamos por nuestros hermanos y por las necesidades de todo el mundo y la oración eucarística, donde el pan y el vino, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo que alimentan nuestra vida cristiana, la fe y el amor de quienes lo comemos con fe.

También, recordó como en aquel domingo el Papa Francisco había querido que se celebrara la 2ª jornada de los pobres y animó a rezar por todas las personas que padecen pobrezas, no sólo materiales, sino también morales y espirituales. Y a pedir ser trabajadores de paz y de justicia para luchar contra la pobreza en el mundo.

Al final de la Misa el Arzobispo regaló a los jóvenes un Nuevo Testamento, y la Parroquia el documento reciente final del Sínodo de Obispos sobre «la fe, los jóvenes y el discernimiento vocacional» y una estampa de Jesucristo..

Compartir