Clausura del Mes Misionero extraordinario en la Diócesis

El jueves 30 de octubre se clausuró en la Diócesis el Mes Misionero extraordinario convocado por el Papa Francisco para toda la Iglesia universal. En la iglesia de La Misión de La Seu d’Urgell se celebró una Eucaristía presidida por Mons. Luis Albeiro Maldonado Monsalve, Obispo de la Diócesis de Mocoa-Sibundoy (Colombia), Padre Sinodal en el Sínodo que se clausuró el pasado 27 de octubre en Roma sobre la Amazonia, y concelebrada por el Arzobispo de Urgell, los Vicarios generales de la Diócesis, el Delegado de Misiones, Mn. Jaume Soy, y otros sacerdotes de la ciudad. Asistieron un buen grupo de fieles con presencia de la comunidad latinoamericana de la ciudad de La Seu d’Urgell y las diversas comunidades religiosas de la ciudad.

Mons. Maldonado destacó en su homilía como todos los bautizados deben saber redescubrir la gracia del bautismo, ya que todos somos «bautizados y enviados», tal como decía el lema del Mes Misionero extraordinario. Animó a los cristianos a saber reproducir en sus vidas las actitudes de Jesús que es inquieto y camina con los discípulos, les acompaña en una actitud de amistad y de diálogo filial y les es maestro y guía en la vida.

El Mes Misionero se ha vivido en toda la Diócesis con diversas iniciativas y tal como dice el Sr. arzobispo en la editorial de la Hoja Dominical de esta semana «no se clausura el espíritu misionero de la Iglesia, ni la oración misionera, ni el interés por la evangelización, ni la solidaridad con las Iglesias jóvenes, con su clero o las nuevas vocaciones, o con su infancia. A lo largo del año tenemos que mantener el fervor misionero, el interés por el crecimiento de las comunidades cristianas. El mismo Papa nos ha invitado durante este Mes misionero extraordinario a rezar para que el Espíritu Santo suscite una nueva primavera misionera para todos los bautizados y enviados por la Iglesia de Cristo. Y explicó en qué consiste la «misión ad gentes» de la Iglesia (la misión hacia fuera, hacia los no-creyentes o que aún no conocen a Cristo) que «busca llegar a las periferias, los ambientes humanos, los ambientes culturales y religiosos todavía ajenos al Evangelio». Se mantiene viva y exigente la palabra de Jesús «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado» (Mt 28,19-20).

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