Escrito por Mn. Jaume Mayoral
Las vacaciones de verano de los niños y adolescentes acaban de empezar y de antemano tienen muchos días para realizar actividades y llenar el tiempo libre. Entre las posibles opciones, en nuestro Obispado se ofrecen los campamentos y colonias que se organizan desde la Fundación Esplais Santa Maria de Núria y también desde el movimiento de educación en el ocio que ofrece el Escultismo de Minyons Escoltes i Guies de Catalunya .
De estos últimos, de los escoltas, tuvo lugar en la Casa de Colonias de Bastanist (en el Parque Natural del Cadí-Moixeró, a los pies de la majestuosa cordillera del Cadí), uno de los primeros turnos de campamentos de nuestro Obispado, el Agrupamiento Escolta Ivarsenc de Ivars d’Urgell.
Con un turno que tuvo lugar del 25 de junio al 2 de julio y que congregó a casi un centenar de participantes, entre niños, jóvenes, intendentes y cocineras, venidos de muchos pueblecitos de la zona sur de nuestro Obispado, de Ivars d’Urgell, pueblo donde está el Agrupament, y de Vallverd d’Urgell, Barbens, La Fuliola, Ponts y otros. El grupo de responsables quería conseguir este objetivo, mediante un trabajo en la educación en valores, en los hábitos y actitudes, y en el despertar y acompañar la dimensión más espiritual. Aunque la mayoría de actividades se hacían por ramas (diferentes edades), el hilo conductor era el mismo para todos: unos días para crecer como personas, desde los valores del escultismo que hacen de la Promesa Escolta el sentido formativo y pedagógico más pleno.
Muchas excursiones tenían como marco la zona prepirenaica del Cadí, unas excursiones que pusieron a prueba la parte física, pero también la humana de ayudarse y apoyarse; la cima se hace entre todos. Ni que decir tiene que el cansancio y las dificultades están bien presentes, pero puede más el objetivo como grupo de ir adelante, con la ayuda de todos, desde los más pequeños a los mayores, nadie puede fallar; todos son muy importantes.
Tampoco la multitud de juegos, actividades, canciones… Cabe destacar los momentos de reflexión en los que se podía dejar vivir y compartir lo más íntimo y espiritual de cada uno de los participantes. Y el sentido de gran familia que se hizo muy presente entre todos los asistentes, con una lucha por dejar de lado la marginación, los prejuicios y otras actitudes negativas que podían existir entre los participantes y que ya vienen de una sociedad con unos valores caducos. Podemos decir que con los días parecían una gran familia.
Durante estos dos próximos meses a nivel de nuestro Obispado habrá decenas de actividades de campamentos, colonias, casales y campos de trabajo, con miles de niños y cientos de monitores y otros colaboradores que harán de su labor gratuita y desinteresada el mejor referente para valorar el mundo de los jóvenes. Un año más el Cau d’Ivars ha cumplido su objetivo, y es bueno recordar que tienen también sus dificultades y problemas, pero no han sido un impedimento para realizar una vez más un buen trabajo dirigido a los más jóvenes de nuestras parroquias. ¡Por todos ellos y ellas, muchos felicidades!
Fotos: Agustí Cucurulls