25º aniv. de la ordenación episcopal del Arzobispo en el Hogar St. Josep

El día 5 de septiembre, 25 aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Joan-Enric Vives, el Arzobispo de Urgell quiso celebrar significativamente la Eucaristía en el Hogar de San José de La Seu d’Urgell, acompañado por los 4 sacerdotes de su Consejo episcopal y por Mn. Lluís Rourera, sacerdote residente en el Hogar, por la Comunidad de Religiosas de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados que rigen el Hogar y para todos los residentes y amigos de aquella institución.

Fue una celebración sencilla pero emotiva que se inició con unas palabras de felicitación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados felicitando a Mons. Vives y encomendando su ministerio apostólico a Sta. Teresa de Calcuta, fiesta litúrgica de ese día 5 de septiembre. El Arzobispo respondió a la felicitación de las Hermanitas agradeciendo las oraciones y las felicitaciones y recordando que ya cuando inició su ministerio como Obispo de Urgell, hace diecisiete años, el primer lugar que quiso visitar fue precisamente el Hogar de San José de la ciudad de La Seu d’Urgell, y ahora, en este 5 de septiembre, lo había querido celebrar con sencillez, precisamente con los ancianos, enfermos y residentes en El Hogar. Mons. Vives quiso tener un recuerdo hecho oración al iniciar la celebración eucarística por el Cardenal Ricard Maria Carles (DEP) que fue el consagrando principal así como por los Cardenales Jubany y Javierre, y los otros Obispos presentes, que lo ordenaron de Obispo en la Catedral de Barcelona , así como por los otros dos Obispos que fueron ordenados junto con él, Mons. Pere Tena, también traspasado. y Mons. Jaume Traserra obispo emérito de Solsona. También recordó a sus padres y familiares difuntos y los amigos y benefactores.

En su homilía glosó las lecturas proclamadas en ese día (1 Co 3,1-9 y Lc 4,38-44) que reflejaban como Jesús oraba largamente la mañana y como los enfermos iban a buscar a Jesús para que los tocara y los curara. Siempre debemos cuidar nuestra unión con Dios, y también siempre que ir a buscar a Jesús en nuestra vida para que nos cure de nuestras enfermedades y pecados. También recordó que lo importante es Jesucristo y que no debe haber desunión entre los cristianos ( «Unos dicen: Yo soy de Pablo, y otros: Yo soy de Apolo. ¿Qué significa esto, sino que aún sois puramente humanos?«). Todos somos «simples servidores de Dios, que nos ha encaminado a creer, cada uno según el don que le ha hecho el Señor». También Mons. Vives insistió en querer seguir este espíritu que San Pablo nos enseña y quiso manifestar que él era un simple servidor de Dios, siervo inútil, que gracias al ministerio apostólico había podido ordenar nuevos sacerdotes; unir parejas en el sacramento del matrimonio; perdonar los pecados; bautizar y administrar el sacramento de la confirmación, plenitud del Espíritu Santo, y sobre todo celebrar la Eucaristía y acompañar pastoralmente al Pueblo de Dios a él confiado. En todo «preparar los caminos del Señor», como dice su lema episcopal, y extender la gracia de Dios a todas partes.

Al final de la Misa un residente, en nombre de toda la comunidad, agradeció el ministerio apostólico de Mons. Joan-Enric y después todos quisieron saludar al Arzobispo y felicitarle personalmente.

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