25 años de profesión religiosa en el Hogar de San José

El día 30 de abril en la iglesia del Hogar de San José de La Seu d’Urgell el Arzobispo Joan-Enric presidió la Eucaristía de acción de gracias por los 25 años de profesión religiosa de Sor Zulema Altamirano Cubas, Hermanita de los Ancianos Desamparados. Concelebraron con el Arzobispo el Vicario General Mn. Ignasi Navarri y Mn. David Codina y asistieron los residentes del Hogar, y se unieron telemáticamente su amplia familia que viven en el Perú.

Sor Zulema Altarmirano renovó su profesión religiosa y su consagración a Dios según las Constituciones y el Carisma propio de la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, totalmente dedicada a los ancianos, poniendo por intercesores a los Santos Fundadores, Sta. Teresa de Jesús Jornet Ibars y el Venerable Saturnino López Novoa.

En su homilía el Arzobispo glosó las lecturas de la Palabra de Dios proclamadas en aquel día que hablaban de la primera comunidad cristiana que lo tenía todo en común y que era asidua a la oración y la caridad para con los pobres. El cuidado de los ancianos que es el carisma propio de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados es una muestra de caridad especialmente hacia una época de la vida en que se vive el despojamiento de la falta de fuerzas, motivada por la ancianidad. En el Evangelio se proclamó el texto de Evangelio (Mt 11,25-30), el conocido como la «perla» de Mateo, donde Jesús pide «Venid a mí todos los que estáis cansados ​​y agobiados, yo os haré descansar. Aceptad mi yugo, haceos discípulos míos, que yo soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso deseabais, porque mi yugo es suave y mi carga ligera». Necesitamos ir siempre a Jesús en nuestra vida, dejarnos atraer por Él, y especialmente, en la vida de una religiosa consagrada que se entrega toda ella a Jesús, y que siempre Él la acompaña a pesar de las dificultades o cruces de la vida.

Celebrar 25 años de profesión religiosa es dar gracias a Dios por los beneficios recibidos de su mano y pedir perdón por las carencias que haya podido haber pero fundamentalmente es acción de gracias por el don de una vida consagrada. En la semana del IV domingo de Pascua, domingo del Buen Pastor, el Arzobispo animó a preguntarse tal como lo hace el lema de la Jornada de las vocaciones de este año «para quién soy yo?» y destacó cómo la respuesta de una consagrada como Sor Zulema es un buen ejemplo de que se puede servir a Dios siguiendo los consejos evangélicos de pobreza, obediencia y castidad. Finalmente animó a la religiosa y a todos a ser «sencillos y humildes» de corazón y a saberse humillar, y hacerse en niños que se dejan acompañar por Dios Padre bueno.

La celebración fue seguida en directo por los hermanos y parientes de Sor Zulema que es originaria de Cajamarca, en Perú y que se conectaron y participar de la alegría de la Eucaristía de acción de gracias.

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