Vengo a vosotros con respeto y devoción

Queridos hermanos de la Iglesia de Urgell, comunidades cristianas que desde el siglo VI, en tiempos del obispo S. Justo, sigue anunciando que el Reino de Dios está cerca. Vengo enviado a esta Iglesia diocesana a conocer para amar, y a amar para conocer la tierra, las personas y tradiciones de esta milenaria Iglesia, que vive arraigada en la fuente de agua viva que brota del Evangelio, o sea de la persona de Jesús de Nazaret, para así amar y anunciar, sabiendo que el Espíritu Santo siempre la fecunda.

Con respeto y devoción por vosotros y por vuestra fe, me uno para colaborar y aprender del arzobispo Joan-Enric, el obispo de Urgell, así como también del clero diocesano, de la vida consagrada femenina y masculina, de los movimientos laicales y de la vida de las comunidades parroquiales. Sentirse comunidad significa compartir, cuidar a los demás, ayudar, aprender y sobre todo servir. Así nos lo recuerda el Papa Francisco: «quien no vive para servir, no sirve para vivir».

Somos la familia de Dios, somos un pueblo mesiánico de salvados porque hemos sido amados y estamos llamados a participar de esta misión, de ser portadores de salvación en nuestro mundo.

Doy gracias al buen Dios por esta vocación que acojo con obediencia y paz, y me pongo a vuestra disposición y al servicio de quienes más necesitan el cariño de Dios, y siempre junto al arzobispo Joan-Enric, ayudándole en el cuidado pastoral de la Diócesis, así como manteniendo sus buenas relaciones con las instituciones públicas.

Os pido vuestra oración y comprensión para que pueda ejercer el ministerio episcopal confiadamente y así la misión sea fuente de santidad para todo el pueblo de Dios que peregrina en los ocho arciprestazgos de la Iglesia de Urgell. Os encomiendo al Padre en la oración, pidiendo y orando por vosotros, bajo el amparo de Ntra. Sra. de Núria.

Vuestro en el Señor,

+Josep-Lluís Serrano Pentinat, Obispo coadjutor de Urgell

Sobre el lema y el escudo de Mons. Josep Lluís Serrano Pentinat

El lema episcopal “Ut vitam habeant”, significa “para que tengan vida” (Jn 10,10). El Verbo de Dios, hecho carne gracias a la disponibilidad de la Virgen María, vino al mundo para que la humanidad “tenga vida y la tenga en abundancia”.

El escudo episcopal es de fondo azul marino con una torre dorada, abierta y con ventanas. Las puertas de ajedrez dorado y negro (escudo del Obispado y de los Condes de Urgell) están acompañadas a la izquierda de un lirio plateado, que representa a San José, patrón de la Iglesia Católica. La torre es un símbolo mariano como lo encontramos en las invocaciones de las letanías lauretanas: “Torre de David, torre de marfil”. Se invoca a la Virgen María como un refugio, seguro e inexpugnable. Las puertas abiertas indican el sentido de disponibilidad del obispo, de acceso a través del territorio de la Diócesis y de acogida hacia el prójimo.

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