Confirmaciones en el Santuario de la Virgen de Meritxell (Canillo)

El domingo 10 de septiembre el Arzobispo de Urgell y Copríncipe de Andorra, Mons. Joan-Enric Vives, administró el sacramento de la Confirmación a 9 jóvenes y 8 adultos de la Parroquia de Canillo en el Santuario-Basílica de la Virgen de Meritxell. Concelebraron con el Arzobispo, el Rector de Canillo y encargado del Santuario, Mn. Ramon Rosell, y el secretario Mn. David Codina. Asistió la Consejera de Común Begoña Rubio, que al término de la celebración eucarística dirigió unas palabras alentadoras a los jóvenes confirmados, en nombre del Común, junto con el padre de una confirmada que, en nombre de las familias, dirigió unas bonitas palabras de fe a la asamblea. En ella participaron una gran cantidad de fieles.

En su homilía el Arzobispo Joan-Enric glosó las lecturas de la Palabra de Dios proclamadas en aquel domingo, remarcando la acogida de la «sabiduría» que da el Espíritu Santo. En la primera lectura del libro de Ezequiel (Ez. 33, 7-9) el profeta recuerda cómo debemos ser “centinelas” de nuestros hermanos. Necesitamos velar y cuidar a quienes nos rodean porque para los bautizados católicos todos somos hermanos, unidos por la fe y por el bautismo. Por eso Mons. Vives dijo a los jóvenes que no podíamos ser distantes y fríos ante las dificultades y necesidades de los hermanos y en este sentido les exhortó a tener especialmente presentes en el día de su confirmación a las víctimas y damnificados por el terrible terremoto ocurrido en Marruecos la madrugada del 9 de septiembre, así como todos los demás conflictos armados que existen en el mundo: en Uraína, Sur-Sudán, y en tantos y tantos lugares del planeta.

El Arzobispo animó a los jóvenes confirmandos a ser “sabios” siguiendo lo aprendido durante todo el curso de catequesis con Mn. Ramon Rossell: sabiduría para discernir el bien y el mal, sabiduría que no equivale a tener muchos libros o títulos sino tener capacidad para discernir el bien y optar siempre por la fe y el amor. En este sentido Mons. Vives recordó cómo San Pablo en la lectura segunda proclamada (Rm 13,8-10) animaba a no deber nada a nadie y lo único que podemos deber es el amor: agradecer los signos y manifestaciones de amor que los demás nos hacen porque «amar es toda la ley». Finalmente exhortó a los jóvenes a saber orar y confiar siempre en Dios porque “donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos”. Jesús nunca nos abandona y siempre estará presente en la vida de los jóvenes que ese día recibían la plenitud del Espíritu Santo por la imposición de manos del Arzobispo y la unción con el Santo Crisma.

Al final de la Misa el Arzobispo regaló a los jóvenes confirmados un Nuevo Testamento animándoles a leer cada día un breve fragmento, la Parroquia de Canillo les regaló un libro sobre la historia del Santuario-Basílica de Meritxell, y el Comú un bolígrafo. Hubo un parlamento de la Consejera del Común y un padre que se confirmaba con su hija.

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