Viernes Santo: Acción litúrgica de la Pasión del Señor

En las iglesias del Obispado desde el mediodía hasta el anochecer del Viernes Santo día 7 de abril, los fieles se han reunido para vivir la Acción litúrgica de la Pasión y la Cruz de Jesucristo. También en la Catedral de Sta. María de La Seu d’Urgell la celebración de la Pasión del Señor fue presidida por el Arzobispo de Urgell, acompañado del Vicario General y Rector de la Parroquia, el diácono Mn. Antoni Serra, los sacerdotes de la ciudad, los seminaristas, y el pueblo fiel.

En su breve homilía, Mons. Vives, exhortó al Pueblo de Dios reunido a adorar en silencio la cruz del Señor Jesús, que se entrega por amor a toda la humanidad. Jesús es el Siervo del Padre que, como dice el profeta Isaías, “no tenía ni figura, ni nada que se hiciera admirar, no tenía el aspecto atractivo, era despreciado, rechazo entre los hombres, hombre hecho al dolor y acostumbrado a la enfermedad, parecida a aquellos que nos repugna mirar, lo despreciábamos y lo teníamos por nada. Sin embargo, él llevaba nuestras enfermedades, y había tomado sobre él nuestros dolores”. En la acción litúrgica del Viernes Santo, con toda la Iglesia, contemplamos con silencio y agradecimiento a este Cristo que ha dado la vida por todos, especialmente por quienes más sufren. Él carga nuestras culpas. Ha matado a la muerte, y ha puesto sentido allá donde no la había: el dolor y el sacrificio es redentor, unido al de Cristo. Nuestras cruces unidas a la de Cristo salvan al mundo.

El texto de la Pasión según San Juan fue un momento particularmente importante y central de la celebración litúrgica en la Catedral, que el Arzobispo remarcó en su exhortación, lo impresionante que era esta lectura en la Iglesia Madre de Jerusalén. Ya lo relata la peregrina Egeria en el siglo IV. También tuvo un recuerdo por los cristianos perseguidos, y por los Santos Sitios de Tierra Santa, por los que se hace la colecta en ese día; y para quienes particularmente se unen a la Cruz del Señor: los enfermos, los presos, los marginados, los ancianos que viven en la soledad, y, especialmente, este año, quienes viven el horror de la guerra en Ucrania o en tantos otros lugares del mundo.

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