Natividad del Señor (B)

Hermanos míos en el Señor:

Dice el profeta Isaías: El pueblo que caminaba en tinieblas, vio una luz grande.

Avanzar en la oscuridad es lo que hace el mundo actual, faltado de ideología segura, atrapado por la propia tecnología, incierto por el devenir de la economía mundial, avergonzado por guerras absurdas, desconcertado por el hundimiento de grandes imperios, escandalizado por el hambre y la miseria de inmensos colectivos humanos, aturdido por enfermedades hasta el presente incurables, azorado por la crisis de la institución familiar, alarmado por la degradación ecológica, sorprendido por el retorno de ideologías políticas racistas, xenófobas y tiranas: El pueblo que caminaba en tinieblas.

Pero sigue Isaías: El pueblo que caminaba en tinieblas, vió una gran luz…Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva a hombros el principado, y es su nombre: maravilla de consejero, Padre perpetuo, Príncipe de paz…Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho desde ahora y para siempre.

Esta promesa se hizo realidad cuando se cumplieron los días de María y nació su Hijo. El ángel dijo a los pastores: No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un salvador: el Mesías, el Señor.

Llegando aquí, si somos cuerdos e inteligentes, podemos entender que disponemos de verdad de una ideología positiva, real y salvadora que podemos hacer nuestra y, siguiéndola, salvarnos y salvar al mundo de sus tinieblas: Volver a Dios y a su Mesías, dirigir la mirada y la esperanza al proyecto salvador de Dios, explicado claramente por San Pablo a Tito, cuando dice: Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos.

De poco o de ningún beneficio nos valdría celebrar el folklore navideño, hacer fiesta mundana y permitirnos alguna que otra juerga, si no entramos en el pensamiento de Dios y en su proyecto, el único viable, el único provechoso para nosotros individualmente y para el mundo, porque es un proyecto nacido del amor infinito. Si volvemos a Jesús como los pastores y los magos, veremos una nueva primavera para el mundo y para nosotros. De lo contrario, la decrepitud y la destrucción quedarán como el único camino de salida.