El domingo 29 de enero en la iglesia parroquial de Sant Julià de Lòria, Teresa Gené del Ordo Virginum nos ofreció la conferencia “La alegría de una vida tocada por Dios” enmarcada dentro de los actos del Año Canòlich donde celebramos los 800 años del encuentro de la imagen de la Virgen de Canòlich.
A partir del texto de evangelista Lucas 2, 22-38 “La presentación de Jesús en el templo” la ponente fue desgranando las resonancias de este fragmento bíblico.
Jesús, como primogénito, fue presentado al Señor, como hacía el pueblo judío desde la liberación de Egipto. María acudió para su purificación. Pero, realmente, comentó Teresa, ni el hijo debía ser rescatado, porque es él el que venía a rescatar a la humanidad, ni la madre debía purificarse de su concepción y parto virginales. Pero José y María quieren cumplir con la ley por amor, con libertad de espíritu.
Encontramos así la alegría de seguir los preceptos del Señor con una vida coherente, no por obligación, sino por amor. Cada persona tiene una misión concreta: «Todos somos misión», como dice el Papa Francisco.
Los padres hacen ofrenda de su hijo a Dios y éste será reconocido por los ancianos Simeón y Ana como «la Luz del mundo». Se trata de un encuentro del Salvador con los hombres. Simeón y Ana esperaban su venida con ayunos y plegarias, reconocen al niño porque están llenos del Espíritu Santo, como Isabel y Juan Bautista cuando María los visitó.
Encontrar a Cristo es nuestra vocación. Cristo invade el corazón y quita el velo de la tristeza. La alegría debe caracterizarnos. Quien persevera en el servicio a Dios tiene el Espíritu para dar a conocer a Jesús. Simeón profetizó el dolor y la ofrenda de María al pie de la cruz que trajo la Resurrección.
Por último, Teresa nos dejó una pregunta para la reflexión: ¿cómo asumo las dificultades y sufrimientos de la vida?