Domingo de Ramos (A)

Amados hermanos en el Señor:

Con la celebración de este domingo de ramos abrimos el pórtico de la Semana Santa. Desde el día de hoy hasta la noche pascual contemplaremos el misterio doloroso de Jesús, y este ejercicio despertará en nosotros unos muy sinceros afectos de admiración, de gratitud y de adhesión incondicional a quién da la mayor prueba de amor. Le seguiremos con sumo interés y asombro desde su entrega a la vejación y al dolor del poder de las tinieblas, hasta su triunfante glorificación.

Admiraremos su coraje y valentía, haciendo realidad las palabras de Isaías: Y yo no resistí ni mi eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. Y las palabras de San Pablo a los filipenses: Se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Sabemos que estos hechos conforman la escena final de una vida dedicada a sostener a los cansados.

Recordaremos que Jesús, mientras vivía entregado al amor del Padre y a la salvación de los hermanos, se mantuvo firme sabiendo que no quedaría defraudado, que su generosidad daría fruto abundante: tanta generosidad concluirá en la glorificación de Dios, la exaltación de Jesús mismo, y la salvación del mundo: Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el nombre-sobre-todo-nombre (…) de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Instruidos por esta doctrina, pondremos nuestra confianza total en Dios y en su enviado, Jesús, y agradeceremos la salvación que nos ha sido merecida y compartida personalmente por él..

Participaremos de corazón y activamente en las celebraciones de esta semana y nos esforzaremos por hacer nuestro vitalmente todo lo que celebramos, negándonos a toda curiosidad o pasividad ante los hechos que conmemoramos y apartando de nosotros toda angustia sentimental. Desde el reconocimiento humilde de nuestro pecado, esperaremos con entereza la salvación que se nos ofrece como un don gratuito

Estas disposiciones nos ayudarán igualmente a asumir con firmeza y confianza nuestra porción de dolor en la historia de la humanidad y a conformar nuestra vida y nuestras obras, a la vida y las obras de Jesús. Bien podemos iniciar un cambio positivo con motiva de esta semana santa. El Señor lo espera y nosotros tenemos necesidad de ello.