Confirmaciones en el Santuario del Remei y en Linyola

El sábado 7 de mayo, el Arzobispo Joan Enric administró el sacramento de la Confirmación a 15 jóvenes de Ivars, La Fuliola, El Tarròs, Tornabous, Boldú y Barbens en el Santuario de la Virgen del Remedio, y posteriormente a 13 jóvenes de Linyola. Estuvo acompañado en las dos celebraciones por Mn. Carlos Alberto Ospina, Rector, y el diácono Mn. Josep Caba, con Mn. David Codina.

Les animó en la homilía a vivir el gozo de la Pascua porque Cristo ha resucitado y está vivo, es el Buen Pastor que nos cuida, acompaña y, a través de su Espíritu Santo, nos defiende, perdona y fortalece por el testimonio valiente de la fe y para que discernamos bien la propia vocación.

Remarcó el mensaje de la Palabra, comentando especialmente el salmo responsorial (Sl 99) cuando dice “somos su pueblo y el rebaño de sus pastos”. Por el bautismo hemos recibido la dignidad de hijos e hijas de Dios, que nada ni nadie podrá arrebatarnos nunca. Llevamos para siempre una vocación de amor y vida eterna.

Y comentó el fragmento del Evangelio de San Juan (10,27ss) que se proclama este año en el IV domingo pascual de El Bon Pastor: escuchar y reconocer la voz de Jesús, que nos da la verdadera vida; sabemos que somos sus ovejas y que no nos perderemos nunca, porque Él nos guarda y defiende; y revela su igualdad con Dios Padre, ya que son uno.

La confirmación reclama acoger el don del Espíritu y hacerlo fructificar. Amar a Jesús del todo, y perseverar en el amor. Él siempre les acompañará y sostendrá.

A todos los jóvenes confirmados les regaló el Nuevo Testamento y les exhortó a leerlo todos los días y a rezar, siendo fieles a la Eucaristía y escuchando la voz de Dios, para discernir su voluntad.

También agradeció el trabajo de los diversos catequistas en todos los pueblos que tanto colaboran con los sacerdotes, así como al Consejo pastoral y Cáritas y otros grupos parroquiales, como Manos Unidas y la Hospitalidad de Lourdes. Y valoró el servicio en la liturgia de las dos Corales que acompañaron en las dos celebraciones.

Antes de la misa, en la Rectoría de Linyola, el Arzobispo Vives recibió el obsequio de un retrato suyo hecho por el pintor-retratista de Linyola, Robert Pérez, que personalmente quiso dedicarle esta bella obra suya.

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