En el sermón de despedida del Cenáculo, Jesús nos prometía: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14,23). Un «haremos» misterioso que la Iglesia siempre ha interpretado como la venida de la Trinidad Santa a habitar en el corazón de los creyentes. En la fiesta de la Santísima Trinidad, queremos que Dios sea adorado y amado y servido, ya que Dios es el Amor. En Él hay unas relaciones que son de Amor, y todo lo que hace, activamente, lo hace por Amor. Lo expresa bellamente Sta. Catalina de Siena, patrona de Europa: «Trinidad eterna, sois como un mar profundo en el que cuanto más busco más encuentro, y cuanto más encuentro más os busco». Buscar a Dios debe ser un movimiento de amor que debe durar toda la vida. Buscar, amar y testimoniar.
Dios ama y nos ama. Esta gran verdad es de aquellas que nos transforman, que nos hacen mejores. Porque penetran el entendimiento, se nos hacen del todo evidentes. Y penetran nuestra acción, y la van perfeccionando hacia una acción toda de amor, libre de egoísmos. Y cuanto más puro es el amor, sin egoísmos ni intereses, mayor se hace, y más perfecto.
El Santo Padre Francisco comenta sobre la fiesta de la Santísima Trinidad que hoy celebramos, que «Dios no quiere tanto revelarnos que Él existe, sino más bien que es el ‘Dios con nosotros’, cercano a nosotros, que nos ama, que camina con nosotros, que está interesado en nuestra historia personal y que cuida de cada uno de nosotros, empezando por los más pequeños y necesitados» (27.5.2018). El misterio de la gloria de Dios se ilumina y se hace visible en Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Él es el único que nos revela el auténtico amor divino. Se habla mucho del amor, pero quizás hemos perdido la originalidad. Y ¡es tan importante aprender a amar, aprender a saber qué es el amor verdadero, el que proviene de Dios, el que el Espíritu Santo recrea constantemente en nosotros…!
- Amor es la estima que Dios nos tiene y que hace feliz.
- Amor es dar la vida por aquellos que amamos.
- Amor es gratuidad y sencillez.
- Amor es vaciarse de uno mismo, para esperarlo todo de Dios.
- Amor es acudir con diligencia al servicio del otro que nos necesita.
- Amor es sufrir con el sufrimiento del otro.
- Amor es perder para recobrarlo al ciento por uno.
- Amor es vivir sin pasar cuentas de lo que uno va haciendo y dando.
- Amor es perdón del enemigo.
- Amor es compromiso de acción por la justicia y opción por los pobres.
- Amor es lo que hace que nos parezcamos a Dios.
- Amor -y sólo el amor- es la eternidad ya dentro de nosotros.
Hoy fiesta de la Trinidad Santísima, asombrémonos porque Dios se ha hecho humano, débil, humilde en Cristo. «Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él» (1Jn 4,16). Si confesamos que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, lo hacemos porque así nos lo ha revelado Jesucristo y le hacemos confianza. Dejémonos guiar por el amor y seremos conducidos a la auténtica verdad. Dejemos que la oración vaya conformando nuestra vida, y sin saber cómo se ha realizado, nos encontraremos, felices y alegres, viviendo en la presencia de Dios, «pues en Él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28).
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