Revitalicemos el rezo del Rosario

Con ocasión de la fiesta de Ntra. Sra. del Rosario -que será el próximo jueves día 7- y de todo el mes de octubre, mes del Rosario, debemos revitalizar esta oración tan querida de los cristianos. El Papa Francisco compartió en su cuenta de Twitter en 2016 una breve reflexión sobre el rezo del Rosario y lo que significa en su vida diaria. Decía: «El Rosario es la oración que acompaña siempre mi vida; también es la oración de los sencillos y los santos… es la oración de mi corazón». Y dijo también: «Queridos jóvenes, cultivad la devoción a la Virgen con el rezo cotidiano del Rosario; estimados enfermos, sentid la proximidad de María de Nazaret, especialmente en la hora de la cruz; y vosotros, queridos novios, rezad, para que no falten nunca en vuestro hogar el amor y el respeto recíproco».

Generaciones de cristianos, entre ellos muchos santos, han desgranado su vida de servicio a Cristo y a la Iglesia acompañados del rezo del Rosario, contemplando el rostro de Cristo a través de la Virgen María y con Ella. Nadie duda de que esto ha reportado grandes frutos de vida cristiana y pienso que los puede seguir produciendo.

Doy gracias a Dios porque el Rosario está vivo en nuestra Diócesis, cuando rezamos por un difunto, y va muy unido a las exequias cristianas. Pero el Rosario, bien rezado, acompaña el ritmo de toda la vida cotidiana de un cristiano y lo lleva a configurarse, como María, a Jesucristo, el Salvador. Es la oración de los humildes y de los pequeños, de los que se desconocen sabios y confían en la oración eclesial más que en sus propias fórmulas, los que no ven o están en la cama o en el hospital o en la cárcel … Es así como el Rosario ayuda a complementar la gran oración de la Eucaristía, de la Liturgia de las Horas y de las demás oraciones del cristiano.

¿Por qué no nos animamos a rezarlo más durante este mes? ¿Y si lo probáramos con algunos de nuestra familia? ¿Y si en cada parroquia de la Diócesis se creara un grupo de personas que se encontrase para rezar en el templo, ni que viváis en un pueblo pequeño que sólo puede tener la celebración eucarística de vez en cuando? ¿Y si ponemos una persona o una necesidad concreta en cada avemaría? ¿Y si buscamos una grabación o un librito con comentarios que nos ayuden más? A mí me gusta mucho rezarlo en el coche cuando viajo o cuando he tenido que velar en la noche. Y me ayuda como rumor de fondo de mi oración de intercesión. Si lo encontráis largo o no podéis hacerlo todo entero, se puede reducir. Sólo una decena, o sólo tres avemarías en cada misterio, según recomendaba el Cardenal Leo Jozef Suenens. Pero que nos acompañe y vaya configurando una espiritualidad madura y humilde, que medita lo que constituye el eje central de la fe cristiana: el Misterio pascual de Jesucristo, el Salvador, con sus misterios de gozo, dolor, luz y gloria, y siempre con la compañía y las vivencias de su Santísima Madre, que también es nuestra madre y nuestro modelo de creyente.

También os pido que lo ofrezcáis por las intenciones que el Papa nos confía, añadiendo las intenciones de nuestra Diócesis y las generales: la paz, el trabajo, el país, los enfermos, el Sínodo, los matrimonios y las familias, las vocaciones… Y que el Señor nos conceda trabajar con esperanza por la nueva evangelización, bajo la protección de María, que es su estrella luminosa. 

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