Solemnidad de Santa María Virgen y Jornada de la Paz

El día 1 de enero de 2021 todas las Parroquias de la Diócesis de Urgell iniciaron el año con el culto divino de la Eucaristía y la oración por la paz y por toda la humanidad, celebrando la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, en la octava de Navidad. En la Catedral tuvo lugar a mediodía una solemne Eucaristía presidida por el Arzobispo Joan-Enric, y concelebrada por los Vicarios generales y el Secretario-Canciller, en la que se tuvo presente también la Jornada Mundial de la Paz, y el inicio del Año civil 2021 del Nacimiento del Señor.

En la homilía el Arzobispo destacó el papel esencial en la salvación de la Virgen María, la «Madre de Dios» (Theotókos) que celebramos con gozo toda la Iglesia, en el inicio del año. Ella hizo posible la salvación con su acogida generosa del mensaje del ángel, y es modelo de pobreza entregada a Dios, y supo siempre «recordar todas estas cosas en su corazón y meditarlas», como revela el Evangelio de San Lucas. Para que todos seamos discípulos fieles de Cristo y demos testimonio con obras buenas y con palabras y gestos de servicio y de amor.

Repasó el año que acababa con todas las duras dificultades y las trágicas muertes de tantas personas, pero a la vez con la disposición para la vacunación, con solidaridad universal, velando por no excluir ningún país pobre, ni ningún estamento necesitado. Y invitó a los fieles a pedir perdón por el pasado mal hecho, o las omisiones del año que se abacaba, y al mismo tiempo predisponerse a la esperanza para el futuro, dejando en manos de Dios las propias vidas y la historia que Él conduce. Intercediendo por las necesidades de la Iglesia y del mundo.

Recordó cómo Dios nos bendice abundantemente en Cristo y al mismo tiempo nos hace bendición para los hermanos, por el bautismo y la unción con el crisma perfumado, para que todo esparzamos el buen olor de Cristo. Cada bautizado somos una bendición, otro Cristo, y debemos ejercer de portadores de bendiciones hacia los que tenemos cerca y hacia todos.

Finalmente glosó el lema de la 54ª Jornada Mundial de la Paz: «La cultura del cuidado como camino de paz», con el que el Papa en su Mensaje nos invita y urge a ser portadores de este don de cuidarnos los unos de otros, con una cultura del cuidado y de la paz, basada en el cuidado del otro, desterrando el individualismo, el descarte y la rivalidad con los enfrentamientos que conlleva. Animó a amar como Jesús y como María, la Madre de Dios porque es Madre de Jesús (Dios y hombre verdadero) y al mismo tiempo es Madre nuestra, como se revela en la Cruz: «Aquí tienes a tu hijo; aquí tienes a tu Madre».

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