Una amplia representación de la Curia diocesana y de los trabajadores del Obispado se reunieron el viernes 22 de junio, al mediodía, en la sala de actos de la Casa del Obispado, para felicitar el Arzobispo Joan-Enric Vives con motivo de su onomástica.
El Vicario General, Mn. Josep Maria Mauri, fue el encargado de transmitir al Arzobispo la felicitación de los trabajadores, de la Curia, los consagrados y los sacerdotes en un año de doble celebración, porque también celebra los 25 años de su ordenación episcopal, que fue publicada el 9 de junio y tuvo lugar en la Catedral de Barcelona, el 5 de septiembre de 1993, junto con los otros Obispos auxiliares de Barcelona, Mons. Pere Tena (a.c.s.) y Mons. Jaume Traserra, Obispo emérito de Solsona.
En sus palabras, Mn. Mauri destacó todos aquellos elementos de San Juan Bautista que confluyen a hacer de la celebración un momento importante. La esperanza y la alegría que nos infunde el santo en momentos de cambio y de un aparente desierto, nos son muy convenientes. Mn. Mauri habló de San Juan Bautista como «aquel que ha sido probado en el desierto» y también como «un deseo de esperanza» porque tiene la certeza y la confianza en Dios.
Tras las palabras de Mn. Mauri, el Arzobispo Joan-Enric agradeció la felicitación e hizo referencia al espíritu de servicio y en la tarea de preparación del camino de Dios que tenemos todos los cristianos, especialmente los obispos, recordando y volviendo a hacer suyas, las palabras que pronunció el día de su ordenación como obispo, en las que hacía una síntesis de su espíritu de estar al lado de los frágiles, los trabajadores, los pobres, los que sufren, de su acción pastoral, y también pedía la oración y la ayuda de los presentes para hacer aquella aventura fiado del Señor. Mons. Vives agradeció la labor de los sacerdotes y laicos que le ayudan en su ministerio episcopal en Urgell, con los que es posible llevar a cabo las empresas y retos a los que se enfrenta la Iglesia diocesana.
