La iglesia parroquial de Térmens se llenó —el jueves 25 de septiembre— de fieles, del mismo pueblo y de otros lugares de la Diócesis, para celebrar la misa exequial por Mn. Marià Vergé, sacerdote diocesano y nacido en Térmens. La celebración eucarística fue presidida por el Obispo de Urgell, Mons. Josep-Lluís Serrano, acompañado del Vicario general, Mn. Josep Maria Mauri, del Vicario de Pastoral, Mn. Antoni Elvira, así como por el Rector de la Parroquia, Mn. Jerrick Banzuela, y el Arcipreste de La Noguera, Mn. Jordi Profitós, además de un grupo de compañeros presbíteros y diáconos del arciprestazgo y de otras zonas de la Diócesis.
Junto al pueblo fiel, que acompañó a la familia del sacerdote, estuvieron presentes los alcaldes de diferentes poblaciones a las que Mn. Marià sirvió como presbítero, y que quisieron expresar el afecto de las comunidades y pueblos hacia su persona y su labor ministerial. Estuvieron presentes la alcaldesa de Térmens, Ilma. Sra. Concep Cañadell, y los alcaldes de Penelles, Ilmo. Sr. Eloi Bergós, y de Cubells, Ilmo. Sr. Sebastià Boixadera. El alcalde de Canejan, Ilmo. Sr. Juan Carlos Lastera, hizo llegar sus condolencias a la diócesis, al no poder asistir al funeral, en una carta dirigida al Obispo de Urgell que Mons. Serrano leyó al final de la celebración, junto con la de Mons. Joan-Enric Vives, Obispo emérito-Arzobispo, con la que también hizo llegar su pésame a la familia.
Mons. Serrano destacó en su homilía el carácter de Mn. Marià, de gran bondad y amabilidad; cómo fue querido por muchas personas, del mismo modo que él también quiso a los fieles de los distintos pueblos y parroquias a los que sirvió durante los 65 años de ministerio sacerdotal, lo cual ahora se constata con las muestras de reconocimiento hacia él y hacia su labor pastoral. Un espíritu de sencillez y alegría que lo acompañó hasta su último momento, en los últimos años en la Residencia San Domènec de Balaguer. Mons. Serrano también tuvo palabras de agradecimiento hacia la familia, sobrinos y sobrinos-nietos que lo acompañaron.
Al final de la celebración, Mons. Serrano acompañó el féretro hasta la puerta de la iglesia, junto con los presbíteros y diáconos, para darle el último adiós y oración.