Siguiendo una bonita tradición dentro de la octava de la fiesta de la Virgen de Meritxell, Patrona del Principado de Andorra, los abuelos y abuelas de la residencia Clara Rabassa de Andorra la Vella visitan el Santuario-Basílica de Nuestra Señora de Meritxell en Canillo. Sin embargo, este año, debido a las inclemencias metereológicas, no se pudieron desplazar y fue el Copríncipe episcopal Mons. Joan-Enric Vives quien quiso visitarlos y presidirles la Eucaristía acompañado del Vicario de Pastoral y nuevo Rector de Escaldes-Engordany, Mn. Antoni Elvira, y Mn. David Codina.
En su homilía el Arzobispo animó a los residentes de Clara Rabassa a saber acoger el don de la vejez con humildad y sencillez, paciencia y agradeciendo a quienes ayudan a los padrinos para que puedan tener unas condiciones de vida dignas y con calidad. Mons. Vives puso como ejemplo la humildad de María que «guardaba todo en su corazón» y que supo dejarse hacer por la voluntad de Dios y no la propia. Recordó cómo este año se celebraban los 50 años de la colocación de la primera piedra del nuevo santuario de Meritxell, obra de Ricard Bofill, y animó a visitar espiritualmente a la Virgen de Meritxell desde la residencia, orando por los difuntos, especialmente por la Sra. Clarita Rabassa que hizo posible con su generosidad la residencia y por todo el personal directivo y trabajadores voluntarios que trabajan en ella, y sus familiares.
Acabada la Eucaristía el Arzobispo Joan-Enric compartió un diálogo gozoso con los residentes mientras esperaban para hacer una buena comida de hermandad.