Confirmaciones en Sta. Eulalia de Encamp (Andorra)

El día 9 de junio el Arzobispo de Urgell y Copríncipe de Andorra administró el sacramento de la Confirmación a 11 jóvenes de la Parroquia de Sta. Eulalia de Mérida de Encamp, en el Principado de Andorra.

A su llegada a la Parroquia el Arzobispo y Copríncipe fue recibido por la Cónsul Mayor de la Parroquia, Hble. Sra. Laura Mas, la Consejera del Común, y por el Rector y Vicario Episcopal, Mn. Antoni Elvira.

Concelebraron con el Arzobispo el Rector Mn. Elvira y el Vicario parroquial Mn. Álex Vargas.

En su homilía el Arzobispo subrayó a los jóvenes confirmandos cómo creer en Jesucristo es una verdadera carrera de esfuerzo y lucha. Aprovechando que ese fin de semana se llevaba a cabo en la parroquia el Campeonato de Europa 2023 de la Spartan Race, Mons. Vives animó a los jóvenes a ser atletas de Cristo, que luchan, por mantener la fe, que no se dejan vencer por las dificultades ni por las modas, que les quieren hacer creer que Jesús no es importante, y les animó a luchar en el noble combate de la fe. Y puso como ejemplo a la Patrona de la Parroquia: Sta. Eulalia de Mérida, una chica adolescente que prefirió morir violentamente en el martirio que renunciar a la fe y negar a Cristo.

Glosando las lecturas de la Palabra de Dios, recordó a los jóvenes confirmandos que Dios es misericordia y que siempre está con nosotros «yo nunca me olvidaría de ti» (Isaías 49) para que ni que una madre se olvidara del niño que lleva al pecho, el Señor no abandonará nunca a quienes creen en Él. Mons. Vives animó a los jóvenes confirmandos a vivir siempre con la confianza de este convencimiento de que el Señor Jesús nunca los abandonaría. Y comentando el Evangelio (Lc 15,1-10) les glosó las características de Jesús el Buen Pastor que va a buscar la oveja perdida. Dios no es un Dios lógico, sino un Dios misericordioso y grande en el amor, que no tiene en cuenta los cálculos humanos. Jesús va a buscar la oveja perdida y una vez la ha encontrado no la hace volver al rebaño a regañadientes sino que se la carga en su espalda. Y Dios tiene una alegría imnensa por el pecador convertido, como aquella mujer que tenía diez monedas y cuando encuentra la que había perdido, hace una fiesta e invita a las amigas y vecinas para que “he encontrado la moneda que había perdido”.

Al final de la Misa la Parroquia regaló a los confirmados un pequeño colgante con una cruz, y el Arzobispo un Nuevo Testamento, animando a los jóvenes a profundizar en la lectura de la Palabra de Dios y en su conocimiento y amistad con Jesús.

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