Confirmaciones en Sant Julià de Lòria (Andorra)

El día 19 de mayo el Arzobispo y Copríncipe Joan-Enric Vives administró el sacramento de la Confirmación a 27 jóvenes y algunos adultos de la Parroquia de Sant Julià de Lòria (Principado de Andorra). A su llegada a la Parroquia, el Copríncipe fue recibido por la Corporación Comunal encabezada por los Hbles. Sres. Cónsules y los Consejeros, así como por el Rector de la Parroquia, Mn. Pepe Chisvert.

La Eucaristía fue concelebrada por el Rector, Mn. Pepe Chisvert y Mn. David Codina. Al inicio de la celebración, el Arzobispo subrayó cómo la fiesta de las confirmaciones coincidía con los inicios de la semana de indulgencia plenaria a todos los fieles que el Santo Padre Francisco ha concedido con ocasión de la celebración de los 800 años del hallazgo de la talla románica de la Virgen de Canòlich, entre el 20 y el 27 de mayo, e invitó a preparar la fiesta de la Patrona del 27 de mayo.

En su homilía el Arzobispo glosó el Evangelio proclamado en aquella celebración donde Jesucristo dice a sus discípulos que ellos son la sal de la tierra y la luz del mundo. Mons. Vives glosó las imágenes que Jesús propone: ser sal y ser luz. La sal, que conserva y da gusto a los alimentos, aunque no se ve pero se nota. El cristiano debe ser discreto pero debe notarse su presencia por sus buenas obras. También les indicó cómo la sal guarda los alimentos para que no se pudran ni se estropeen. El Arzobispo también glosó la imagen de “ser luz”. La luz ilumina, disipa las tinieblas y la oscuridad. El cristiano debe ser luz para sus hermanos, testimonio, disipando las tinieblas que puedan rodearles. También la luz nos orienta, y la luz de las estrellas han orientado a la humanidad en la noche, y especialmente en el mar. Es necesario que el cristiano sean luz para orientar el camino de sus hermanos y sobre todo para llevarlos a la Luz plena que es Jesucristo.

También recordó cómo la primera carta de San Pablo a los cristianos de Filipos pedía «vivir siempre contentos en el Señor» y que «todo el mundo os conozca como gente de buen trato». Animó a los jóvenes confirmandos a ser personas que fueran buenas y que se interesaran por los valores más importantes: la fe, la bondad, la verdad, la justicia, la no discriminación a los demás, la paz.

Al final de la Misa el Arzobispo regaló a los jóvenes el Nuevo Testamento, y la Parroquia una breve historia de Canòlich que los autores Pilarín Bayés y Jordi Pasques han escrito para conmemorar los 800 años del hallazgo de la imagen de la Virgen de Canòlich.

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