El próximo domingo tenemos elecciones Municipales (y al Conselh Generau d’Aran) pero también elegimos a los Diputados al Parlamento Europeo, o Eurocámara. Permitidme que os llame la atención sobre la importancia de esta institución europea que renovamos cada 5 años. Decide cómo actuará la Unión Europea (UE) en los próximos años, en relación con nuestras preocupaciones en materia de ayuda a la familia, libertad religiosa, empleo, empresas, seguridad, migración y cambio climático, entre otras. Europa es de todos, y juntos hemos de tomar las decisiones. El Parlamento Europeo que se elige es la institución parlamentaria que en la Unión Europea representa directamente a los ciudadanos de la Unión y que ejerce la función legislativa. Es uno de los legisladores más poderosos del mundo, compuesto por 751 diputados (54 de España) que representan el 2º. electorado democrático del mundo (después del Parlamento de la India) y el mayor electorado transnacional.
Estos son algunos de los retos e incertidumbres que los Obispos de la Comisión de los Episcopados de la Comisión Europea (COMECE) subrayan, y que nos pueden ayudar en las votaciones del próximo domingo:
- Europa necesita redescubrir su identidad común y proteger a los individuos, familias, culturas, y especialmente a los vulnerables. La UE es un actor de responsabilidad multilateral para la paz y la economía del mundo.
- La protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible no puede limitarse a las fronteras de la UE, y los resultados de las elecciones influirá en las decisiones que afectan a toda la humanidad.
- La digitalización es una verdadera mutación que tiene un impacto en el futuro del trabajo, la protección de datos personales, los múltiples usos de la inteligencia artificial…
- Es fundamental preservar la centralidad de la persona humana y que podamos recuperar el control de nuestras vidas para un enfoque basado en marcos éticos sólidos.
- Esto implica tomar decisiones para que la economía y las finanzas nos sirvan mejor a todos, especialmente a los más vulnerables.
- Las reglas y prácticas beneficiosas para la familia deberían desarrollarse activamente en la UE, acompañando el desarrollo humano integral de personas y comunidades.
- La demografía debe volver a situarse en el centro: afecta tanto a la natalidad como al envejecimiento. Faltan esperanza y perspectivas. Los jóvenes europeos deben sentirse tranquilos para poder estar en condiciones de formar una familia y devolver la esperanza a su país de origen a través de proyectos comunes y mutuamente beneficiosos.
- El bienestar de la familia humana se relaciona con una UE que fomente una economía social de mercado. Las políticas para reducir la pobreza deberían basarse en la idea de que lo que funciona para los menos afortunados funciona para todos.
- Migración, asilo e integración: se espera un esfuerzo renovado para encontrar soluciones efectivas y compartidas sobre migración. La migración, el asilo y la libre circulación de personas no son cuestiones aisladas, sino que se relacionan con la solidaridad, en una perspectiva centrada en la dignidad de toda persona, con políticas económicas y demográficas efectivas.
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