Celebración del Jueves Santo

Con los sentimientos gozosos de revivir la Eucaristía del Cenáculo y la entrada en el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, se han iniciado en toda la Diócesis de Urgell las celebraciones del Triduo Pascual, con los sacerdotes y los diáconos haciéndose disponibles para que el Pueblo de Dios pueda celebrar su fe. En algunos lugares se han doblado las celebraciones para no exceder los aforos permitidos.

En la Catedral de Sta. Maria de La Seu d’Urgell, el Arzobispo Joan-Enric presidió la Eucaristía de la Cena del Señor, este año sin lavatorio de los pies ni tampoco procesión por el interior del templo, acompañando el Santísimo Sacramento a la reserva. Con un grupo de seminaristas y jóvenes, de los Vicarios Generales y del Secretario general, y de algunos Canónigos, celebró el inicio de los días más santos del año.

En su homilía exhortó a pedir a Dios la gracia «de entrar» en el Misterio de la aceptación obediente de Jesús de la voluntad del Padre y de su entrega hasta la cruz y la resurrección. Hay que mirar a fondo en el interior de las vivencias con «estupor», como sugiere el Papa Francisco, y dejarse cautivar por la actitud de Jesús que ama hasta el extremo, lava los pies de sus discípulos, se ofrece con decisión hasta la muerte, y lleva la vida nueva a los Apóstoles, que de personas miedosas y cerradas pasarán a ser testigos valientes y fuertes de la resurrección.

Día del Amor y del servicio, día de la Eucaristía y del sacerdocio. Todos en el Cenáculo debemos vibrar de fe y de amor para imitar al Señor. Y ampliar la fraternidad, tal como indica el Papa en «Fratelli Tutti», a todos los hombres y mujeres, sin distinción de raza, ideas, religión, para que nazca una nueva fraternidad de hermanos.

Tras el Gloria enmudecieron las campanas y el órgano, y al final de la Misa se reservó de manera solemne pero simplificada la Eucaristía para la comunión de los fieles del Viernes Santo. La colecta de este día se destina a Cáritas.

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