Epifanía en la Catedral y en la Residencia del Seminario

El día 6 de enero el Arzobispo Joan-Enric, acompañado por el Vicario general y el Secretario general del Obispado, presidió en la Catedral de Sta. Maria de La Seu d’Urgell la solemnidad de la Epifanía del Señor. Destacó tres actitudes que se desprendían del Evangelio del día: «entrar», «ver» y «adorar». Entrar, con lo que significa dejar un lugar para entrar en otro, observando las estrellas, dejándose guiar, indicando dejar lo que uno cree poseer, confortablemente, para acoger con fe y humildad a Jesús y su Madre, como hicieron los Magos. Ver, profundizar, mirar de verdad y contemplar quién es este Niño perseguido por Herodes y que sufrirá el exilio en Egipto, pero que es la Luz que les ha guiado, en su búsqueda de fe; la luz que retira las tinieblas y los miedos. Y «adorar» o hacerle homenaje, con sus regalos de oro, incienso y mirra, con todo lo que significan. Adorar es la vocación de la persona, para servir, y amar a Dios y al prójimo con todo el corazón y todas las fuerzas. Dar todo y darse del todo.

También habló de la luz que debe ser la fe para nosotros, chispa pequeña o gran foco, que guía nuestro caminar en la tierra, con la esperanza de encontrar la plenitud de la Luz eterna. También de la llamada a los paganos que vienen a adorar a Jesús, llamada a la universalidad de la fe y de la apertura misericordiosa a semejanza del Padre del hijo pródigo y del hijo mayor.

Seguidamente tuvo lugar una comida de fiesta y hermandad en la residencia del Seminario con los sacerdotes mayores y los seminaristas, con cantos de Villancicos por parte de todos. Todos recibieron un pequeño obsequio del Sr. Arzobispo: una lámpara de madera de olivo hecha por los cristianos palestinos de Belén, que recuerde que siempre tenemos que vivir iluminados por la luz de Jesús y dejándola reflejar en nuestras vidas, luz que se convierta paz para todos.

Compartir